París, Francia.
El Museo Picasso de París ha organizado su exposición permanente para explicar de forma novedosa la obra del artista español con un punto más feminista que incluye una sala dedicada a Françoise Gilot, la artista que fue su compañera y a la que estuvo después muy enfrentado.
En total, nueve pinturas de Gilot -siete de ellas ocupan por completo una sala- aparecen en la nueva exhibición del museo, estrenada durante este mes, con unas 400 obras en total de diferentes formatos, en parte de algunos artistas muy relacionados con Picasso.
La sala de Gilot «es una gran novedad», explica a EFE Virginie Perdrisot, conservadora de la institución, quien explica que el objetivo es «dar un contrapunto» a la obra de Picasso con cuadros de autores que formaron parte de su entorno.
Picasso y Gilot convivieron entre 1944 y 1953 y, tras romper, ella publicó el libro «Vivir con Picasso», que el artista malagueño intentó bloquear legalmente. Su enfado le llevó a no querer ver a los hijos que tuvieron en común, Claude y Paloma.
En los últimos años, las relaciones de Picasso con las mujeres de su vida están en el punto de mira, ya que ahora se consideran marcadas por los abusos. En este nuevo contexto, Perdrisot señala que «se quiere que las mujeres estén más presentes en el recorrido, pero no dar una respuesta definitiva» sobre este asunto.
Además de los siete cuadros de Gilot en una pequeña sala dedicada solo a la artista y crítica de arte fallecida el año pasado en Nueva York, otros dos complementan una sala dedicada al período en que la familia vivía en Vallauris y que también tiene otras obras de Picasso.
El museo decidió organizar de nuevo su colección, ya que, después de las numerosas conmemoraciones en 2023 por el cincuenta aniversario del fallecimiento de Picasso y con muchas de sus obras en préstamo por todo el mundo por este evento, quería marcar con una novedosa configuración «el gran retorno de la integridad de la colección», detalla Perdriset.
Algunas salas muestran de forma cronológica la evolución del artista, como la que analiza su «giro radical» en 1906, y otras lo hacen de forma temática, como «Prehistoria» o «Laboratorio». Esta última detalla cómo Picasso aprovechaba y reciclaba cualquier tipo de material para crear arte.
Otra sala está dedicada en exclusiva a una de las obras maestras de la colección, «La Alborada», y también hay un pequeño espacio con pequeños poemas manuscritos en trozos de papel.
Aún así, el recorrido «es eminentemente cronológico», añade la conservadora, e incluye obras de su colección personal de otros grandes artistas a los que admiraba, especialmente Matisse.
La colección del museo, alimentada sobre todo por donaciones de la familia del artista tras su fallecimiento, reúne en total unas 120.000 piezas, la mayoría del fondo documental.
Hay unos dos centenares de cuadros, que junto a esculturas cerámicas y obras gráfica totalizan unos 5.000 obras.
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