Por primera vez, los países firmantes del Convenio de Diversidad Biológica (CDB) analizarán los avances del marco global creado en 2022 con el fin de establecer una hoja de ruta para frenar y revertir la pérdida de biodiversidad mundial. El encuentro será la COP16 del CDB que se realizará en Cali, Colombia, del 21 de octubre al 1 de noviembre de 2024.
La COP16 significará el primer corte de cuentas para observar el progreso que han tenido las 23 metas reunidas en cuatro objetivos y que forman parte del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal, firmado durante la COP15, en diciembre de 2022, por 196 países.
En este contexto, América Latina es una de las regiones más vulnerables frente a la pérdida de biodiversidad. “Colombia, como país megadiverso, tiene unos retos gigantescos de visibilizar a las comunidades más vulnerables; de hacer aportes frente a los nuevos retos del marco de acción de biodiversidad. Tenemos el reto de tratar las necesidades en la política internacional, relacionadas con la distribución equitativa de beneficios por el aprovechamiento de la biodiversidad, así como el beneficio a las comunidades que la poseen. Tenemos que visibilizar las problemáticas del país y el potencial que hay alrededor de nuestra biodiversidad”, dijeron a SciDev.Net representantes del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia (MADS), vía correo electrónico.
Consultado también por SciDev.Net, David Cooper, secretario ejecutivo del CDB, aseguró que ha recibido ocho presentaciones de NBSAP, enviadas por China, la Unión Europea, Francia, Hungría, Irlanda, Japón, Luxemburgo y España.
Según Cooper, con Colombia como anfitrión de la COP 16, y Brasil como anfitrión de la COP30 de Cambio Climático (que se desarrollará en la ciudad de Belén do Pará en 2025), los países latinoamericanos están en el centro de atención en este momento.
“La comunidad global mirará a Colombia como titular de la Presidencia entrante de la COP16, y a todos los países latinoamericanos, para que lideren con su ejemplo y presenten unos NBSAP ambiciosos y adecuadamente financiados, respaldados por una parte del presupuesto nacional, entre otras fuentes de financiación, y que reflejen la estrategia de todo el gobierno y el enfoque de toda la sociedad”, señaló Cooper.
El directivo agregó que eso significa “permitir la participación significativa de los pueblos indígenas y las comunidades locales, las mujeres, los jóvenes y de todos aquellos que estén dispuestos a contribuir”.
Catalina Góngora, lideresa de Política Pública de The Nature Conservancy (TNC) Colombia, considera que las expectativas principales sobre la COP16 serán más de implementación que de negociación y de adopción de un marco, como fue la COP15, así como de seguir fortaleciendo la integración entre las agendas de clima y biodiversidad.
“Cabe recordar que el cambio climático es una de las principales causas de la pérdida de biodiversidad, y no podría haber acciones de carbono neutro si impactan la biodiversidad en contextos de países megadiversos, por lo que poder articular estas agendas es indispensable en nuestra región”, afirma Góngora.
Parte del desafío de la región —continúa— tiene que ver con el dilema de vivir en una región megadiversa, “pero que al mismo tiempo cuenta con altos niveles de desigualdad”.
“Nuestra megadiversidad no es solo biológica, sino cultural, con poblaciones indígenas, afrodescendientes, entre otras. Se ha resaltado el rol de estas poblaciones, por su papel en la conservación de la naturaleza, y son un actor clave para la consecución de los objetivos”, puntualiza Góngora.
Colombia será el cuarto país de América Latina en acoger una COP de biodiversidad, después de México, Argentina y Brasil, más una edición extraordinaria en Cartagena, Colombia.
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