Ecuador.

Con gran precisión y paciencia, Alejandro Ceballos analiza este antiguo libro cuyas hojas rotas y desgastadas reflejan el uso que se le ha dado y, por supuesto, el paso del tiempo. Reparar y dejar este libro prácticamente nuevo es el reto de este ecuatoriano, un apasionado restaurador de la memoria impresa, una labor que conocida desde el siglo XIX como una práctica profesional.

“Siempre me llamó la atención este tipo de oficio, que es bastante noble y especialmente en este caso, dando una segunda oportunidad a los libros para que puedan seguir prestando su valioso contenido que llevan en sus páginas”, detalló Ceballos.

Darle una segunda oportunidad a los libros es el lema de Ceballos, aunque él considera que cada libro es importante por el servicio que presta a sus lectores, confiesa que los libros de medicina son sus favoritos.

“Para mí, todos los libros son importantes, especialmente los libros de medicina, que son para mí los más nobles, digamos en sí, porque la medicina es una carrera de mucho interés y por ende, los libros sufren bastante deterioro”, destacó Ceballos.

Y precisamente en esta ocasión seríamos testigos de la restauración de uno de estos libros. Un antiguo tomo de medicina interna que data del año 1985 y es el único ejemplar que queda. Con todas las herramientas necesarias sobre su mesa de trabajo inicia la restauración. Lo primero es retirar con mucho cuidado el material dañado, la vieja portada y cintas adhesivas. Un proceso que toma varias horas. En sus manos hábiles y ojos dedicados se ven reflejados su amor por los libros, pues según el maestro, no hay nada como tener un libro en físico.

“Uno puede palpar, ver, mirar, ver lo que tiene, sus hojas, el color de las hojas, lo que ha pasado el tiempo y se hacen un poco amarillentas. Creo que es único”, contó Ceballos.

Restaurar por completo un gran libro como el de medicina es una labor que toma más de una jornada. Es así que regresamos al día siguiente para ver los avances. Sorprendentemente, el libro estaba casi listo con una nueva portada. Las hojas que antes estaban rotas, ahora están intactas, solo unos cuantos detalles y sería llevado nuevamente a la biblioteca listo para los usuarios.

Con una sonrisa en el rostro, Alejandro Ceballos comparte su deseo de seguir con esta labor de restauración por muchos años más.

Me encantaría seguir haciendo esta noble labor, seguir aprendiendo, seguir investigando, porque uno nunca deja de aprender”, comentó Ceballos.

Aunque no se conoce a ciencia cierta cuántos restauradores ejercen esta labor en el Ecuador, lo cierto es que en el taller de Alejandro Ceballos cada libro cuenta una historia, no solo a través de sus palabras, sino también a través de las manos que han trabajado incansablemente para asegurar que estas historias perduran.

Por: UTN.