Colombia.

La naturaleza se abre paso en el corazón de Colombia. La economía basada en el oro negro se está volviendo verde gracias a jaguares, capibaras, caimanes y otras especies salvajes en la región del Casanare. Allí las zonas protegidas están abriendo camino al ecoturismo, sustituyendo a la industria de los combustibles fósiles.

“La especialización del departamento ha sido una clave muy importante para nosotros, pero también tengo que hablar de una palabra que se llama transición. Y esa transición obedece a que en una línea de tiempo de siete años hemos logrado bajar 30 puntos de dependencia del sector de hidrocarburos y fortalecimiento de otras”, comentó uno de los especialistas.

Hato la Aurora es una de las 115 reservas naturales de la región, con más de 200 especies de aves identificadas y un proyecto de conservación del jaguar que cuenta con 66 ejemplares desde 2019.

“A medida que nos conservamos siempre ha habido un aumento poblacional. Tenemos, como te digo, nacimientos importantes, jaguares muy conocidos, donde tenemos en un área, ya tenemos corredores establecidos y ahí podemos establecer qué jaguares caminan, cuántas crías dan al año, cuál es la jaguar más vieja, cuáles son los individuos más jóvenes…”, comentó uno de los trabajadores de la reserva.

El manejo ambiental de la reserva de casi 10 mil hectáreas permite la coexistencia de su rica fauna. Allí, jaguares, chigüiros, venados, aves y anacondas campean a pocos metros de vacas y caballos.

Con la firma del Acuerdo de paz de 2016 y el aumento de turistas extranjeros, muchas regiones en Colombia han abogado por el ecoturismo para activar su economía.

En el caso de Casanare, la conservación de la vida silvestre ha hecho además reducir la dependencia del petróleo en un 46%.

Safaris contra la explotación de la tierra. La apuesta de Casanare es solo una muestra más de que la protección de la biodiversidad y el turismo sostenible también pueden ir de la mano del desarrollo económico y regional.