El complejo sabor de una buena taza de té no solo depende de las variedades utilizadas para elaborarla, un estudio acaba de demostrar que los microbios que habitan las raíces de la planta del té son los que determinan su calidad.
El trabajo, realizado por investigadores de la Universidad de Agricultura y Silvicultura de Fujian (China) y recogido este miércoles en la revista Current Biology, ha descubierto que los microbios de las raíces del té afectan a la absorción de amoniaco del suelo, lo que a su vez influye en la producción de la teanina, el aminiácido clave en el sabor de la bebida.
Al comparar variedades de té con diferentes cantidades de teanina, los científicos identificaron un conjunto de microbios que desempeñaban un papel fundamental a la hora de alterar el metabolismo del nitrógeno que la planta absorbe del suelo para que aumenten los niveles de teanina.
«Gracias a la microbiómica, detectamos importantes disparidades en las comunidades microbianas, sobre todo en los microorganismos relacionados con el metabolismo del nitrógeno, en las raíces de plantas de té de distintas calidades», explica el investigador Tongda Xu, de la citada universidad.
Microbios sintéticos para mejorar la calidad
A raíz de estos hallazgos, los científicos construyeron una comunidad microbiana sintética, denominada SynCom, que reflejaba fielmente la que encontraron de forma natural en una variedad de té con alto contenido en teanina llamada Rougui.
Cuando aplicaron su comunidad microbiana sintética, SynCom, a las raíces, comprobaron que aumentaba los niveles de teanina.
«Mediante el aislamiento y ensamblaje de una comunidad microbiana sintética en raíces de plantas de té conseguimos mejorar notablemente el contenido de aminoácidos en diversas variedades lo que se tradujo en una mejora de la calidad del té», añade el investigador.
Aunque la expectativa inicial era mejorar la calidad de las plantas de baja calidad, los científicos vieron cómo SynCom beneficiaba también a las plantas de alta calidad, haciéndolas aún mejores.
Los hallazgos sugieren que las comunidades microbianas producidas sintéticamente podrían mejorar los tés, especialmente cuando se cultivan en condiciones de suelo deficitario en nitrógeno.
Dado que los árboles del té requieren mucho nitrógeno, el descubrimiento podría ayudar a reducir el uso de fertilizantes químicos al tiempo que favorece la calidad de las plantas del té.
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