París.

En el mundo hay 680 millones de niños de los que se desconoce su nivel educativo, ya que casi la mitad de los países no miden los niveles de aprendizaje, especialmente en África y en el sureste y este de Asia, alertó  la Unesco en una conferencia sobre Datos y Estadísticas de Educación.

«Son invisibles, no tenemos ningún dato, no están contados, no sabemos cuánto aprenden, no sabemos si terminan el sistema educativo, no sabemos si reciben estímulos en su hogar, no sabemos cuáles son las diferentes inserciones sociales», explicó a EFE la argentina Silvia Montoya, directora del Instituto de Estadística de la Unesco (UIS).

«Pero sabemos -completó- que muy posiblemente los datos, si los tuvieran, no serían buenos».

Esa constatación forma parte de las señales de alerta que encuentra la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura al medir el ritmo de avance del aprendizaje en el mundo, cuya cadencia es insuficiente o incluso se ha ralentizado en los últimos años en la mayor parte de los países.

Esos progresos los mide la Unesco desde 2015 en relación a compromisos nacionales fijados por los propios países y son objeto de monitoreo en foros como la conferencia que comenzó hoy en la sede de la agencia de la ONU en París.

Son menos ambiciosos que los que fijan los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030 pero se trata, según Montoya, de que cada país proponga una hoja de ruta «dentro de sus posibilidades».

«Hay solamente un cuarto de países, alrededor de uno cada cinco, que están haciendo progreso suficiente como para poder llegar a sus objetivos nacionales y poder decir que a nivel internacional, si bien no se alcanza la meta total, por lo menos estamos haciendo un progreso», alerta Montoya.

Con esos factores en mente, uno de los objetivos centrales de la conferencia sobre Datos y Estadísticas de Educación, que concluirá el viernes, será reforzar el mensaje de que aunque «alcanzar la meta total» es difícil, «el esfuerzo debería ser mayor», porque en palabras de Montoya, «a este paso no estamos alcanzando ni siquiera los objetivos nacionales«.

Lagunas en Asia y África, ralentización en Latinoamérica

Algunas regiones sufren lagunas de datos sobre el aprendizaje especialmente grandes. Por ejemplo, desde que empezó el seguimiento en 2015, nunca se ha evaluado la capacidad de lectura al finalizar la escuela primaria o secundaria del 93 % de los niños de África Central y Meridional y del 62 % de los de África Subsahariana y Asia Oriental y Sudoriental, todas ellas regiones muy pobladas.

Con menos densidad poblacional, también presentan grandes problemas zonas como las islas del Caribe y el Pacífico.

Otras, como Latinoamérica, partían de un buen nivel inicial, pero sufrieron un serio revés con los prolongados cierres de escuelas durante la pandemia de covid-19.

Latinoamérica «tiene la ventaja de un nivel alto de partida, pero la desventaja es que las últimas tendencias muestran que los resultados están siendo hacia la pérdida de aprendizajes. Ahí hay un llamado de atención», indicó esta experta de origen argentino.

En general, los países ricos son los que progresan adecuadamente, lo que supone un toque de atención para la comunidad internacional. El «futuro de cientos de millones de niños» de África y Asia, resalta Montoya, debe ser una «preocupación central» para todos «como humanidad».

Para la resolución de este problema es vital abordar otro: que no hay suficientes docentes adecuadamente cualificados.

En ese elemento se centra la segunda edición del Tablero ODS 4 de la Unesco, un informe en torno al Objetivo de Desarrollo número 4 para 2030 -el relativo a la educación- que se presentó hoy en la conferencia de París.

«Hay un problema de cantidad de docentes calificados, que en un contexto de pobreza y de dificultad y de expansión (poblacional), hace que realmente sea un cóctel explosivo», lamentó Montoya.

El informe también resalta que si los países estuvieran en vías de alcanzar sus metas de referencia para 2025, «el 76 % de los niños participarían en la educación de primera infancia y el 66 % de los estudiantes serían competentes en lectura al final de la primaria«.

Sin embargo, en la actualidad estas cifras se sitúan en el 69 % y el 58 %, respectivamente.