Por: Camilo Cortés- Useche (Colombia).
Algo por lo que quisiera seguir teniendo sueños es para tener la oportunidad de estar ahí de nuevo, creo que era un show de cantos o talentos. Quienes no han tenido la oportunidad de estar en un escenario mágico, no habrán sentido los nervios de pararse frente al público, algunas veces cálido y en otras gélido.
Entre los recuerdos que tengo, la tarima estaba a la orilla de aguas verdosas. Era una playa hermosa donde el viento azotaba fuertemente la costa. Las luces que adornaban el lugar se meneaban de lado a lado, y en los lugares del fondo, los espectadores comenzaron a vitorear comentarios fuera de lugar pidiendo el inicio del show.
El pueblo era colorido, pequeño y su gente exigente a la hora de escuchar a los participantes, con sed de calidad más que de cantidad. De ahí a que los nervios florecieran entre los artistas, pero ahí estaba la diferencia; algunos salieron temerosos, solitarios, o simplemente faltos de talento; otros en cambio, a la hora de salir a la tarima, se comían el mundo, se miraban fijamente todo el tiempo, logrando imprimir una seguridad tal que la interpretación tenía la fuerza necesaria para que el miedo quedara encerrado en la gaveta y el mensaje fuera claro y contundente a los invitados.
Ese sueño me hizo recordar al del viejo y el mar, donde en aguas turbulentas, un personaje es capaz de llegar a la costa con valentía, seguridad y mirada firme. Lo mismo que sentí en Isla Aguada, donde el pasado 26 de enero se celebró el Día Mundial del Pescador, como un homenaje a todos los hombres y mujeres que se dedican a la pesca, al mar y al talento.
Además, de una gran presentación en tarima, esta vez por cuenta de un grupo valiente de pescadores y pescadoras que por primera vez en la historia de Campeche, han logrado decretar una Zona de Refugio Pesquero (ZRP), definidas como áreas de no pesca que permiten la reproducción y recuperación de las especies marinas, lo que contribuye a conservar la biodiversidad marina y a mejorar el bienestar de las comunidades que dependen de estos recursos.
Son un instrumento de la Política Nacional Pesquera, que pueden ser parte de la sub-zonificación de las áreas naturales protegidas para fortalecerlas.
El funcionamiento de estas zonas se fundamenta en proteger hábitats críticos, especialmente áreas de reproducción, alimentación y crianza. De acuerdo con la definición legal de Zona de Refugio que aparece en el Artículo 4o. fracción LI, de la Ley General Pesca y Acuacultura Sustentables (LGPAS), establece que se trata de “áreas delimitadas en las aguas de jurisdicción federal, con la finalidad primordial de conservar y contribuir, natural o artificialmente, al desarrollo de los recursos pesqueros con motivo de su reproducción, crecimiento o reclutamiento, así preservar y proteger el ambiente que lo rodea”; estas acciones generan “efecto de desbordamiento”; es decir, el repoblamiento de especies de interés comercial y ecológico en zonas de pesca aledañas.
El decreto, establecido el pasado 23 de noviembre, protege un perímetro de aproximadamente mil hectáreas ubicadas entre la Laguna de Términos y el Golfo de México, y es el resultado de una gestión hecha durante cinco años por la gente del mar, las cooperativas pesqueras de Isla Aguada, con el apoyo del Programa de Pequeñas Donaciones de la ONU, de la Alianza Kanan Kay, la asociación civil COBI A.C., y de la Secretaría de Medio Ambiente, Biodiversidad, Cambio Climático y Energía de Campeche (Semabicce).
El nombre de esta ZRP es Punta del Tigre un sistema muy importante desde el punto vista ecológico y económico debido a su permanente conexión con el mar, al contar con un alto número de especies de peces, crustáceos y moluscos.
Sus promovientes encabezados por un valiente pescador tiene un gran sueño para Punta del Tigre, consolidar y replicar un modelo de conservación de sus recursos, apostándole a dar un gran recital en los años que vienen de trabajo ante el público.
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