Estados Unidos.

María Callas, reconocida como una de las sopranos más legendarias de la historia, nació en Nueva York, ciudad que comparte con numerosos artistas destacados a pesar de su prominencia mundial.

La diva lírica apenas es recordada en su lugar de origen y las conmemoraciones de su legado son escasas. Sorprendentemente, en el centenario de su nacimiento es Grecia y no Nueva York la que rinde homenaje a Callas a través de la apertura de un museo dedicado a la icónica soprano.

Callas nació el 2 de diciembre de 1923 en Nueva York. Hija de inmigrantes griegos. Vivió una infancia humilde, nutrida por las emisiones de radio de la Metropolitan Opera, hasta que a los 13 años emigró con su madre y su hermana a Grecia, su tierra de las oportunidades.

De la etapa estadounidense en la que fue una pequeña indeseada, como describen algunos artículos, queda muy poco rastro y el más visible es una discreta placa en la entrada del hospital en el que nació, al noreste de Central Park.

Sólo queda constancia en los libros de su bautizo en una iglesia ortodoxa griega del Upper East Side y de su paso por los apartamentos en Astoria en Queens y Washington Heights en Manhattan.

Los barrios trabajadores en los que se instaló su familia antes de romperse. Callas prosperó y se coronó como una gran soprano en Europa, pero pudo vivir un corto sueño americano al volver a Estados Unidos, ya erigida en Estrella y en 1956 debutó en la misma ópera que educó su oído y su poderosa voz infantil, asumiendo el papel protagónico de la ‘Norma’ de Bellini.

La ópera este año dedicó las nuevas funciones de ‘Norma’ a la memoria de la soprano legendaria, según una escueta nota en redes sociales. Pero no hubo nada en particular sobre la diva en la programación del centro, acostumbrado a atraer talentos mundiales.