Un equipo de investigadores ha descrito los fósiles de mosquito más antiguos hallados jamás, dos insectos macho del Cretácico Inferior que presentan unas piezas bucales punzantes, lo que sugiere que probablemente chupaban sangre.
Ambos mosquitos, hallados en el yacimiento de ámbar libanés (el más antiguo del mundo de unos 150 millones de años) se describen este lunes en un artículo en la revista Current Biology.
El hallazgo no solo es curioso por su antigüedad, sino porque actualmente los machos no son hematófagos, solo las hembras se alimentan de sangre.
«El ámbar libanés es el más antiguo, y es un material muy importante ya que su formación es contemporánea a la aparición y el comienzo de la radiación de las plantas con flores, lo que permitió la existencia de polinizadores», explica Dany Azar, del Instituto de Geología y Paleontología de Nanjing de la Academia China de Ciencias y la Universidad libanesa.
«La datación molecular sugería que la familia Culicidae surgió durante el Jurásico, pero anteriormente el registro más antiguo era del Cretácico Medio. Aquí tenemos un ejemplo de principios del Cretácico, unos 30 millones de años antes», apunta André Nel, del Museo Nacional de Historia Natural de París.
La familia de artrópodos Culicidae incluye más de 3.000 especies de mosquitos pero la posibilidad de que estos mosquitos chuparan sangre, ayuda a reducir la «brecha del linaje fantasma» de los mosquitos, según los autores.
Hembras succionadoras
Las hembras de mosquito son famosas por su forma de alimentarse de sangre, lo que las ha convertido en uno de los principales vectores de propagación de enfermedades infecciosas.
Se cree que la hematofagia en los insectos surgió como un cambio de las piezas bucales perforadoras y succionadoras utilizadas para extraer fluidos vegetales.
Por ejemplo, las pulgas hematófagas probablemente surgieron de insectos que se alimentaban de néctar.
Pero la evolución de la alimentación sanguínea ha sido difícil de estudiar, en parte debido a las lagunas existentes en el registro fósil de insectos.
El este estudio, el equipo describe dos mosquitos macho con piezas bucales perforadoras, con una mandíbula triangular excepcionalmente afilada y una estructura alargada con pequeños dentículos parecidos a dientes.
Según los autores, la conservación de los mosquitos en ámbar amplía la presencia definitiva de la familia de los insectos mosquito hasta principios del Cretácico y sugiere que la evolución de la hematofagia fue más complicada de lo que se sospechaba, con machos hematófagos en un pasado lejano.
En futuros trabajos, el equipo quiere saber más sobre la «utilidad» de la hematofagia en los mosquitos macho del Cretácico. También tienen curiosidad por explorar «por qué esto ya no existe», concluye Nel.
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