Málaga.

Cada vez son más los profesionales de diferentes sectores, como la arquitectura, el diseño o la comunicación, que se inspiran en la naturaleza para resolver sus problemas. Aplican la biomímesis, una disciplina que toma como referencia el comportamiento y características de los seres vivos para hallar soluciones a los retos actuales.

«Se trata de innovar aprendiendo de la naturaleza y de crear soluciones humanas a partir de esa inspiración» para, al final, conseguir un diseño «regenerativo y sostenible«, destaca a EFE Belén Barroso, cofundadora del laboratorio de comunicación Cronopios e investigadora de la Universidad de Málaga (UMA).

Barroso aplica la biomímesis a su campo, la comunicación organizacional. Parte de un desafío, como puede ser posicionar una marca, vender un producto o generar un mensaje «en un entorno complejo», y estudia la naturaleza para seguir sus estrategias y lograr objetivos similares.

Como ejemplo, Barroso señala la siempreviva malagueña –Limonium malacitanum-, una planta de acantilado que solo existe en la provincia de Málaga y que ha generado una estructura que le permite estar en zonas rocosas de muy poca agua pero muy cerquita del mar, con gran capacidad para evolucionar.

La siempreviva malagueña es capaz de aliarse con otros seres vivos, como las bacterias, fomentando así la «cooperación en equipo», y puede modificar su estructura para sobrevivir y «ser más competitiva», lo que se traduce en estrategias claves y extrapolables a la comunicación.

«Creemos muchísimo en la resiliencia y la naturaleza es resiliente«, apunta la comunicadora, que también ensalza su capacidad para resolver conflictos, defenderse cuando se queda sin recursos o cuando aparece una amenaza: «Nos puede enseñar a la hora de afrontar nuestros desafíos de la actualidad».

De la comunicación a la construcción

La biomímesis, sin embargo, va mucho más allá de este ámbito profesional. Es aplicable a «cualquier campo», como puede ser la biomedicina; el diseño industrial, con la construcción de túneles de tren que imitan la figura y aerodinámica del pájaro martín pescador, o la arquitectura, con edificios basados en nidos de termitas o panales de abeja.

En este contexto opera la empresa de arquitectura y construcción Biotonomy, que basa sus proyectos en la naturaleza, como el jardín vertical que construyó en la fachada del Hotel Mariposa, ubicado en el barrio del Soho de Málaga.

El enclave destaca por la majestuosidad de su ecosistema vertical, sembrado sobre componentes textiles no biodegradables, dotado de un sistema de irrigación por goteo de agua, sin químicos y con una singular interacción entre las plantas y los hongos para controlar las plagas.

«Es la tecnología más avanzada en jardines verticales y permite obtener un montón de beneficios respecto a los jardines verticales tradicionales, con un desarrollo mucho más espectacular de las plantas y con menos costes de mantenimiento», asegura a EFE el director de desarrollo de negocio de Biotonomy, Miguel Villén.

Múltiples beneficios

El proyecto, que ha contado con financiación de la Unión Europea, se sirve del agua residual de las duchas y lavabos del hotel para regar las más de 2.500 plantas de la fachada, logrando así un consumo «más eficiente» y óptimos resultados a nivel visual y medioambiental.

Así, bajo el control y monitorización del estado de las plantas con tecnología domótica, emplean un sistema de ultrafiltración por membrana basado en el propio mecanismo de las plantas para absorber y tratar el agua extrayendo los contaminantes.

Los beneficios de este ecosistema son numerosos y pasan por generar más oxígeno, mejorar la biodiversidad del entorno, combatir el ruido urbano hasta un 40 %, establecer conexiones del humano con la naturaleza y propiciar hasta un 30 % de eficiencia energética, además de otras mejoras económicas.

«Ayuda a toda la ciudad a moverse en esta dirección que tiene que ver con la Málaga sostenible e innovadora», recalca Villén.

Belén Barroso y Miguel Villén coinciden en la aplicación de la biomímesis para combatir el cambio climático y descarbonizar el planeta, yendo un paso más allá de la sostenibilidad que permita no solo mantener el medio, sino mejorarlo.