Iberoamérica.
El hidrógeno se considera el «combustible del futuro«. Sólo emite calor y agua cuando se quema, lo que lo convierte en una atractiva alternativa a los combustibles fósiles.
Pero la mayor parte de la producción de hidrógeno depende actualmente del gas o del carbón, en procesos que emiten mucho CO2.
El hidrógeno «verde», producido con energías renovables, es una alternativa prometedora, pero cara. ¿Y si hubiera una forma de eliminar por completo estos procesos de producción?
La Tierra contiene grandes reservas de hidrógeno natural que podría extraerse del subsuelo.
Un enorme descubrimiento de este hidrógeno «blanco» en Francia a principios de este año despertó la esperanza de que pudiera convertirse en una fuente de energía limpia, barata y renovable.
Suiza no tardó en unirse a la búsqueda, y en primavera encontró hidrógeno natural en el cantón de los Grisones. En verano, el país comenzó a sondear las rocas del Valais en busca de nuevos yacimientos.
¿Podría el hidrógeno blanco ser la clave de una energía segura y limpia? ¿Por qué se está explorando tan poco?
¿Qué es el hidrógeno blanco?
El hidrógeno es el elemento químico más abundante en la Tierra y se encuentra de forma natural en todos los elementos, desde el agua hasta las plantas.
Sin embargo, hasta hace poco no se creía que existieran cantidades significativas de hidrógeno gaseoso en estado puro en la Tierra.
En 2012 se produjo un descubrimiento accidental en Mali. Se descubrió que un pozo perforado décadas antes emitía hidrógeno natural casi puro.
Desde entonces, los geólogos experimentan cada vez más con la extracción de este gas natural -que se cree que se forma por reacciones agua-mineral- de debajo de la superficie terrestre.
A diferencia de los depósitos decombustibles fósiles, que tardan millones de años en formarse, el hidrógeno natural o «blanco» se repone continuamente.
¿Es el hidrógeno blanco el futuro de la energía limpia y segura?
Aún no está claro cómo se forman exactamente los depósitos de hidrógeno blanco ni si son comercialmente explotables.
Empresas emergentes y científicos están explorando esta posibilidad, con algunos resultados prometedores.
«La Tierra tiene muchos lugares donde se dan las condiciones adecuadas para producir y acumular hidrógeno de forma natural, que luego puede extraerse para uso social», explica a Euronews Green Michael Webber, catedrático de Recursos Energéticos de la Universidad de Texas en Austin (Estados Unidos).
«La buena noticia es que, al dejar que la tierra haga el trabajo por nosotros, es probable que esta fuente de hidrógeno sea mucho más limpia de producir que los métodos actuales de gasificación del carbón, reformado del metano o electrolisis del agua».
Aunque es probable que la mayor parte del hidrógeno natural se encuentre en lugares inalcanzables en alta mar, se han descubierto yacimientos en Australia, Europa oriental, Francia, Omán, España y Estados Unidos, así como en Malí (África occidental).
En mayo se descubrió accidentalmente un gran yacimiento de hidrógeno natural en la región francesa de Lorena. Un equipo de investigadores del Laboratorio de GeoRecursos de la Universidad de Lorena, el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS) y el productor de energía La Française de l’Energie lo descubrieron mientras analizaban los niveles de metano en el suelo.
Actualmente están perforando a mayor profundidad para averiguar exactamente cuánto hidrógeno hay, pero estiman que podría haber unos 46 millones de toneladas, el equivalente a más de la mitad de la producción anual actual de hidrógeno gris del mundo, según el CNRS.
Mientras tanto, en el noreste de España, la empresa de exploración Helios Aragón afirma haber localizado un yacimiento de más de un millón de toneladas de hidrógeno, que pretende empezar a perforar en 2024.
Se presenta como una alternativa barata al hidrógeno verde, que actualmente cuesta unos 5 euros por kilogramo. El hidrógeno blanco sólo cuesta 0,50 euros por kilogramo, según informa Science.
¿Cuáles son los problemas de la energía del hidrógeno?
Sin embargo, el hidrógeno blanco puede no ser la solución milagrosa a la crisis energética.
Algunos científicos afirman que la falta de datos sobre las fugas de hidrógeno y el daño potencial que podrían causar es un problema para la industria emergente.
Si el hidrógeno se filtra a la atmósfera, puede reducir la concentración de moléculas que destruyen los gases de efecto invernadero, contrarrestando sus beneficios medioambientales.
Con la falta de tecnología para controlar las fugas de hidrógeno, esto podría ser un importante punto ciego.
«Al igual que ocurre con otras fuentes de hidrógeno, [el hidrógeno natural] debe manipularse con cuidado para reducir los riesgos de seguridad y evitar fugas«, afirma Webber.
Pero puede que el riesgo medioambiental no sea tan importante como algunos creen.
«Nuestra investigación en UT Austin, que se presentó [el miércoles] en la conferencia ASME IMECE de Nueva Orleans, concluye que el impacto indirecto en el calentamiento global de las emisiones fugitivas de hidrógeno es en realidad bastante pequeño en comparación con otros impactos de gases de efecto invernadero del ciclo de vida, por lo que los riesgos para el efecto invernadero de las fugas no deseadas de hidrógeno son menores».
Pero las fugas no son la única preocupación del transporte de hidrógeno. Ocupa mucho espacio en forma de gas y requiere una temperatura de -253 °C para licuarse, lo que podría resultar prohibitivamente caro.
También faltan tuberías y sistemas de distribución de hidrógeno. La industria de los combustibles fósiles espera que pueda llegar a circular por las infraestructuras existentes, como los gasoductos. Sin embargo, los científicos afirman que el hidrógeno puede corroer las tuberías metálicas y provocar grietas.
Las moléculas de hidrógeno no sólo son mucho más pequeñas y ligeras que las del metano, lo que las hace más difíciles de contener, sino que también son mucho más explosivas que el gas natural, lo que plantea problemas de seguridad.
Éstas son algunas de las razones por las que las bombas de calor y los vehículos eléctricos alimentados por baterías se impusieron a las alternativas basadas en el hidrógeno, según Science.
El combustible podría ser más adecuado para vehículos pesados que no pueden utilizar fácilmente baterías, como camiones, barcos y aviones, así como para la industria siderúrgica y procesos químicos como la producción de fertilizantes.
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