La muerte de más de un centenar de delfines de agua dulce y diferentes especies de peces pone en alerta a las poblaciones que cerca del río Solimões, en la Amazonia.

El fenómeno también preocupa a investigadores y ambientalistas, que temen que la causa sea el aumento de la temperatura del agua, que puede haber superado el umbral de tolerancia de esas especies acuáticas.

Al menos 140 cadáveres de delfines rosados (Inia geoffrensis) y de una especie de cetáceo conocida como tucuxi (Sotalia fluviatilis) se retiraron del lago Tefé desde a fines de septiembre, entre ellos machos, hembras, crías, jóvenes y adultos. Sólo en un día se encontraron 70 delfines y cientos de peces muertos.

Los animales sin vida fueron retirados por biólogos y veterinarios para tomar muestras de tejidos de órganos como cerebro e hígado, además de sangre y orina, con el fin de entender las causas de la mortalidad masiva.

Además de la temperatura del agua, los investigadores no descartan la presencia de alguna toxina o patógeno en el lago. “Lo más probable, sin embargo, es que los animales murieran debido al calentamiento de la temperatura de sus aguas”, dice a SciDev.Net Cláudia Sacramento, jefe de la División de Emergencia Ambiental del Instituto Chico Mendes de Conservación (ICMBio), del Ministerio de Medio Ambiente, enviada al lugar.

Según Sacramento, la temperatura del lago Tefé —que suele ser de 30°C en esa época del año— llegó a más de 39°C el 28 de septiembre. Eso desconcertó a los animales, que no pudieron salir de las aguas calientes, sumado a que el nivel de los ríos está muy bajo.

La región de Tefé es una de las más afectadas por la sequía que afecta a la Amazonia, consecuencia del fenómeno El Niño y el impacto de la acción humana en el clima.

Las lluvias en septiembre fueron apenas un tercio del promedio histórico. “Muchos canales se secaron y varias comunidades ribereñas están aisladas”, dice Sacramento. Según ella, los viajes en barco que antes duraban tres horas ahora llevan un día porque las canoas tienen que navegar en agua con barro.

La región de Tefé es una de las más afectadas por la sequía que afecta a la Amazonia. Crédito de la imagen: André Coelho/Instituto Mamirauá.

Los tucuxis y delfines rosados no son los únicos afectados por los eventos climáticos extremos.

Mediante simulaciones computacionales, la bióloga Camila Ferreira Leão, de la Universidad Federal del Pará, Brasil, evaluó el impacto del cambio climático en la distribución de 16 especies de mamíferos carnívoros que habitan en la región, con base en dos escenarios. En el más optimista, las emisiones de gases de efecto invernadero cesarían en 2050. En el pesimista, esa reducción solo comenzaría a partir de 2100.

En el escenario optimista, el estudio estimó una disminución de hasta 26 por ciento de los mamíferos carnívoros en la Amazonia, y de hasta 49 por ciento en el escenario pesimista.

El zorro de orejas cortas (Atelocynus microtis), un cánido endémico y amenazado, sería el más afectado. “Esa especie habita la región del arco de deforestación, en el sur y el este de la Amazonia, y depende de áreas forestales continuas y preservadas, así que podría desaparecer si no se hace nada”, dice Leão, primera autora de un estudio publicado en la revista PeerJ Life & Environment.

“Los grandes carnívoros limitan la abundancia y distribución de sus presas, las cuales se alimentan para animales menores, como cerdos y roedores, así que su eliminación puede traer aparejado un desequilibrio ambiental imprevisible e irreversible”, señala Leão.

Sin depredadores, muchos animales pueden convertirse en plagas, avanzar sobre cosechas y comprometer la producción agrícola de pequeños y grandes productores. “De la misma forma, sin sus presas, los grandes depredadores tienden a procurar alimento en otros lugares”, atacando a rebaños, por ejemplo, agrega la experta.

Los anfibios son otras especies que experimentan los efectos del cambio climático. Según datos de un estudio realizado por expertos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que reúne investigaciones realizadas entre 2004 y 2022, más de 40 por ciento de las especies de anfibios del mundo están amenazadas de extinción.

Dos especies de Guatemala, uno de Costa Rica y otro de Australia, ya son consideradas extintas, mientras otras 27 son clasificadas como potencialmente extintas.

Según el biólogo Felipe Toledo, del Instituto de Biología de la Universidad Estatal de Campinas, Brasil, uno de los autores del nuevo informe, la mayor incidencia de eventos extremos, como sequías e inundaciones, provoca cambios en la temperatura y humedad en los hábitats de estos animales, comprometiendo su ciclo reproductivo, capacidad respiratoria y nutrición.

“Esos animales sirven de alimento para muchas especies, mantienen el equilibrio ecológico y actúan en el control mosquitos e insectos transmisores de enfermedades”, dice a SciDev.Net.

Por: Rodrigo de Oliveira Andrade para Scidev.Net América Latina y el Caribe.