Una investigación llevada a cabo en el Instituto de Parasitología y Biomedicina López-Neyra (IPBLN) de Granada, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), señala el relevante rol de las mutaciones germinales en la enfermedad de Erdheim-Chester.
Este avance en el conocimiento de la patología se ha conseguido a través del primer estudio de asociación de genoma completo (GWAS, de sus siglas en inglés) realizado en la enfermedad de Erdheim-Chester, liderado por los investigadores Javier Martín, Ana Márquez y Javier Martínez pertenecientes al IPBLN-CSIC.
Esta patología es considerada una histiocitosis rara con menos de 2.000 casos registrados en todo el mundo y que es potencialmente mortal.
Las histiocitosis se caracterizan por una proliferación descontrolada de células sanguíneas, que migran a diferentes órganos donde provocan una inflamación y el consiguiente daño. “La enfermedad de Erdheim-Chester guarda parecido con una leucemia, pero también con una enfermedad autoinflamatoria. Se trata, por tanto, de una patología bastante peculiar”, afirma Javier Martín, profesor de Investigación del CSIC.
Esta multiplicación excesiva de células sanguíneas es el resultado de la aparición de mutaciones que les confieren una ventaja a la hora de dividirse y expandirse. Sin embargo, es crucial distinguir entre dos tipos de mutaciones: las somáticas, que se producen en un momento específico durante la vida, y las germinales, que se heredan de los padres.
En muchos tipos de cáncer pueden aparecer simultáneamente ambos tipos de mutaciones. Aunque no se puede precisar cuándo ocurren las primeras, sí es posible evaluar si las segundas influyen en el riesgo de desarrollar una enfermedad.
“A lo largo de los últimos años, se han descrito diferentes mutaciones somáticas relacionadas con la enfermedad de Erdheim-Chester; sin embargo, se desconocía por completo el papel que podían jugar las mutaciones germinales en la patología”, explica la investigadora del CSIC Ana Márquez. La implicación de este tipo de mutaciones hereditarias en la enfermedad de Erdheim-Chester resulta de gran interés ya que podría facilitar un diagnóstico temprano de la enfermedad.
Recientemente, la revista Arthritis & Rheumatology ha publicado los resultados de un estudio internacional que ha investigado la asociación de mutaciones germinales con el desarrollo de la enfermedad de Erdheim-Chester. Esta investigación, en la que han participado investigadores de Estados Unidos, Italia, Francia, Reino Unido y España, ha logrado identificar por primera vez una región genómica localizada en el cromosoma 18 asociada a un mayor riesgo a padecer la enfermedad.
A través de un estudio genético a gran escala o GWAS realizado con más de cinco millones de variantes génicas y que incluye a 255 pacientes y más de 7.000 individuos sanos, esta investigación demuestra la importancia de las mutaciones germinales, aquellas consideradas hereditarias, en la patología. Además de esta asociación significativa en el cromosoma 18, también se han identificado otras regiones en todo el genoma que podrían tener implicaciones en la enfermedad, aunque serán necesarios estudios posteriores que confirmen estos resultados.
El análisis genómico permite identificarnuevos biomarcadores de la enfermedad
La proteína de unión a SET (SETBP1) es el gen más cercano a esta región genómica asociada. La función de este gen es regular la multiplicación de células sanguíneas, y aunque no se ha asociado previamente a la enfermedad de Erdheim-Chester, sí que ha sido relacionado previamente con la hematopoyesis clonal, un proceso bastante relevante en el desarrollo de esta. Además de SETBP1, se han identificado otros genes que podrían estar relacionados con esta región genómica, añadiendo nuevas vías de estudio en la patología.
Para el investigador predoctoral Javier Martínez, este trabajo, fruto de una importante colaboración internacional, supone un paso importante en la comprensión del desarrollo de una enfermedad con tan baja prevalencia como es la enfermedad de Erdheim-Chester: “El estudio de esta patología a nivel molecular es clave para mejorar el diagnóstico y la elección de tratamientos efectivos, siempre con el objetivo de mejorar el pronóstico y la calidad de vida de los pacientes”.
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