Las sinfonías de música clásica pueden provocar reacciones físicas sincronizadas en las personas, que pueden llegar a mostrar respuestas en el ritmo cardíaco, la frecuencia respiratoria o la conductividad eléctrica -que sugiere excitación- muy similares al escucharlas en un concierto.
Lo ha comprobado un equipo de investigadores del Hospital Universitario de Psiquiatría y Psicoterapia de la Universidad de Berna (Suiza), coordinado por el científico Wolfgang Tschacher, y las conclusiones del estudio que han realizado con 132 personas aparecen este jueves publicadas en la revista Scientific Reports.
Los investigadores han comprobado además que las personas con una puntuación más alta en rasgos de personalidad como la simpatía o la franqueza tenían más probabilidades de sincronizarse con otros espectadores en el mismo concierto.
Entre humanos, la sincronización se suele observar en respuestas físicas como la respiración, y la mayor parte de esa reacción está causada por una interacción social directa con otra persona.
Sin embargo, esa sincronización también puede ser inducida por factores externos no sociales, y estudios anteriores ya habían demostrado que la música puede inducir esa reacción en los oyentes, aunque apenas se había investigado entre el público asistente al mismo concierto.
Así, los investigadores observaron a 132 personas mientras escuchaban un concierto compuesto por tres piezas de música clásica (de Beethoven, Brahms y Brett Dean) interpretadas por un quinteto de cuerda y controlaron los movimientos de los participantes con cámaras aéreas y sus respuestas físicas con sensores portátiles.
Además, las personas que participaron en el estudio rellenaron cuestionarios sobre su personalidad y estado de ánimo antes y después del concierto.
Los investigadores observaron una sincronización significativa entre los miembros del público en cuanto a movimiento, frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria y conductividad eléctrica de la piel (que indica la activación del sistema nervioso simpático).
El mayor nivel de sincronización se observó en la frecuencia respiratoria, y aquellas personas con rasgos agradables o abiertos mostraron una mayor probabilidad de sincronizarse, mientras que aquellas con rasgos neuróticos o extravertidos tenían menos posibilidades.
Los autores han apuntado que se produjeron lagunas en la recogida de datos debido a que, a la hora de elegir los sensores, se dio prioridad a la comodidad del usuario frente a la calidad de los datos, y han sugerido que se desarrollen métodos más fiables para futuros estudios.
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