México.

La práctica de la marca de fuego se ubica durante el periodo colonial en México. Sus inicios se identifican desde la mitad del siglo XVI y perduró hasta las primeras décadas del siglo XIX. Hoy se puede consultar la identificación de un número importante de marcas gracias al trabajo de muchas instituciones que inició hace más de una década.

“Prácticamente empezamos solamente subiendo algunas cuantas fichas. Creo que empezamos con 72 fichas de las marcas de fuego que se encontraban en nuestros repositorios. Poco a poco empezamos a ver que había interés de otras instituciones de sumarse y por eso le llamamos catálogo colectivo desde un principio, pensando que se podían sumar más instituciones a esta iniciativa”, relató la Mtra. Mercedes Salomón.

Principalmente los libros con estas marcas provienen de bibliotecas conventuales e instituciones religiosas dependientes del clero secular, pero también en algunos casos de archivos particulares.

“Una de las cosas que ha sido muy interesante es que a veces hemos lanzado algunas marcas que no sabemos su procedencia porque son ejemplares que se quedan solos, dispersos de la colección que realmente los debería de contener”, acentuó Salomón.

Gracias a este trabajo, muchos ejemplares han salido del anonimato y se han recatalogado y puestos en su procedencia correcta para ser estudiados.

“Ahora lo que nos fuimos dando cuenta es que varias instituciones del extranjero se han basado en él para catalogar ese dos, tres, cuatro ejemplares que también están dispersos y están en sus colecciones… Y ellos dominan poco ese tema. Entonces, si a nosotros uno separado nos cuesta trabajo, a ellos tres ejemplares sueltos mucho más”, comentó Salomón.

Más de 540 fichas registradas

El trabajo se ha nutrido de las aportaciones de distintos fondos, algunos de pocos ejemplares, pero otros con un número importante de ellos.

“En algunas hemos tenido más aportaciones y hemos logrado sumar varias. Por ejemplo, la John Carter Brown subimos más de 30 fichas distintas, pero porque es la disponibilidad distinta de cada institución”, contó Salomón.

Actualmente se tiene más de 540 fichas registradas al que se han sumado instituciones nacionales y de otros países como España, Estados Unidos y Canadá, y en un futuro se espera trabajar con marcas del Perú.

“Nuestro proyecto es alcanzar, empezar a ver aquellas marcas que son propias de, por ejemplo, Perú, que tenemos la sospecha de que hay en Italia, porque de alguna manera una parte de Italia en algún momento fue parte de la corona española y seguramente hay ahí algunos ejemplares”, contó Salomón.

El catálogo cuenta con información diversa concerniente a la historia e iconografía de las instituciones o de particulares novohispanos que poseyeron una colección de libros y la identificación como propia, haciendo uso de las marcas de fuego.

Por: BUAP.