Austria.

Un cementerio de Viena es el segundo más grande de Europa. Cuenta con su propio museo, un tanto atípico. Trata a la muerte con humor e ironía. Al entrar encontramos a la mascota del museo, una representación de la muerte que da la bienvenida a los visitantes con guadaña en mano y un aspecto bastante amigable e infantil.

En el Cementerio Central de Viena podemos encontrar las tumbas de iconos de reconocimiento mundial como Beethoven, Strauss o Schubert, y cuyo museo exhibe una colección de 250 objetos e imágenes relacionados con el fin de la vida.

Un carruaje de transporte de cadáveres, un ataúd plegable o imágenes del funeral del emperador Francisco José en 1916. Un paseo por esta colección de siniestros recuerdos mientras se escuchan las canciones más populares en los entierros. Y para arrojar un poco de luz en esta visita tan sombría, terminamos en la trastienda del museo, donde los visitantes pueden hacerse con un original souvenir como fundas para cajetillas de tabaco. Con el lema “fumar (nos) asegura puestos de trabajo”. ‘Eine schöne Leich’ el mejor sitio donde estar. Memorias USB con forma de ataúd o una colección de escenas mortuorias de Lego.

Un contraste para echar una risa que levanta la curiosidad de los turistas. Y es que como reza el lema de este museo, la muerte no es sólo un funeral, es una actitud ante la vida, ya que al ser inevitable, hay que celebrarla.