Francia.
Llegar al Museo de la Fundación Carmignac es en sí una experiencia inolvidable. Ubicado en el corazón de la isla de Porquerolles, cerca de la bahía francesa de Saint Tropez, sólo se puede llegar en barco y luego andando en bicicleta, ya que aquí los coches están prohibidos. Ningún otro museo podría albergar mejor una exposición llamada ‘La Isla Interior’.
“Es un marco dentro de otro marco, y este año incluso podría decirse que es una isla dentro de otra isla. Hay una especie de imbricación, ya que esta «Isla Interior» permitirá abrir una brecha y penetrar en otras capas, en otras dimensiones de esta isla. Y aquí, también vamos un poco por debajo de la superficie, hay capas adicionales porque el recorrido está bajo la superficie de una casa que se puede ver un poco detrás de mí. Así que vamos por debajo de la superficie, pero también podemos ver que hay una piscina, que deja filtrar la luz. La piscina es transparente, así que la luz del sol entra a través del agua, lo que significa que los espacios de exposición están ciertamente por debajo de la superficie, pero están iluminados, porque entra la luz del sol. Es más como estar bajo el mar que bajo la tierra”, detalló Charles Carmignac, director de la Fundación.
Obras monumentales de Bruce Nauman y Miquel Barceló conviven con las de Jean-Michel Basquiat y artistas contemporáneos como Otobong Nkanga, además de otras creadas especialmente para esta muestra.
Un diálogo permanente entre pasado y presente que encaja a la perfección con el entorno. Los espacios soterrados están bañados por la luz que filtra del techo de cristal y para una mejor inmersión se circula con los pies descalzos para admirar 80 obras que abarcan todos los géneros y épocas.
“La isla interior es realmente el universo mental, quizá el sueño, pero también toda la historia personal, los recuerdos de cada persona. Y creo que cada visitante de esta exposición la ve de una manera particular. Estamos en un lugar muy tranquilo, un poco aislado en el tiempo. Tampoco sabes muy bien en qué lugar estás. Evidentemente, es muy mediterráneo, muy antiguo. Las esculturas dialogan con la naturaleza, con el paisaje, y a lo largo de esta exposición, hay estas conexiones entre el interior y el exterior, entre la naturaleza y el artificio, entre la isla y las obras de arte”, Jean-Marie Gallais, historiador de arte y comisario de la exposición.
Un recorrido artístico y un viaje interior que se pueden disfrutar hasta el 5 de noviembre.
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