Italia.
Las islas Tremiti, en aguas italianas del mar Adriático, acogen cada año a 100 000 turistas. Muchos visitantes se pierden de gran parte del patrimonio cultural subacuático, como en el caso del archipiélago: los yacimientos arqueológicos sumergidos bajo las cristalinas aguas que rodean las islas.
Un equipo de investigadores, dirigido por Fabio Bruno, de la Universidad de Calabria, tiene la misión de desvelar esos tesoros ocultos.
«No todo el mundo puede acceder al patrimonio cultural subacuático, ya que para verlo es necesario bucear. Para dar a conocer este inmenso patrimonio al gran público, es fundamental utilizar tecnologías multimedia, que permitan a los visitantes explorar estos yacimientos y comprender su significado», declara Fabio Bruno, profesor asociado de la Universidad de Calabria, coordinador del proyecto ‘CREAMARE‘.
Acompañamos al equipo del proyecto europeo ‘CREAMARE‘, en su misión, en uno de los pecios más importantes de Italia. El equipo está formado por arqueólogos, historiadores y especialistas en tecnología informática, decididos a hacer accesible a todo el mundo el yacimiento arqueológico submarino que se encuentra bajo nuestro barco, mediante un modelo 3D muy detallado.
La inmersión permite al equipo, del que forma parte el periodista de Euronews, Denis Loctier, descubrir los restos del ‘Lombardo’, un barco de vapor del siglo XIX utilizado por el legendario Giuseppe Garibaldi.
La embarcación, que desempeñó un papel crucial en el movimiento del ‘Risorgimento’, se hundió y desapareció, hace más de 160 años. No fue hasta principios de la década de 2000, cuando los arqueólogos italianos se toparon con estos históricos restos. El equipo del proyecto está creando una instantánea digital de todo el yacimiento. Su objetivo, además del estudio científico, es poner este extraordinario patrimonio al alcance de todos.
«Digitalizar y crear un modelo tridimensional de este pecio permitirá a quienes no pueden bucear, a quienes no son capaces de sumergirse, experimentar una inmersión virtual, similar a la de los verdaderos buceadores», afirma Salvatore Medaglia, arqueólogo de la Universidad de Calabria.
Los investigadores emplean el método de la fotogrametría, capturando una serie de instantáneas mediante una cámara, relativamente asequible, encerrada en una carcasa submarina. Estas fotografías sirven de material para generar un modelo 3D detallado, ofreciendo una experiencia inmersiva e interactiva.
El objetivo es encontrar las herramientas y técnicas más accesibles, para que los ‘arqueólogos subacuáticos’ puedan formarse y crear ellos mismos esos modelos, sin ayuda de ingenieros informáticos.
El patrimonio subacuático europeo es diverso y muy rico: desde antiguos pecios que contienen preciados cargamentos, hasta ciudades sumergidas. Pero, a menudo, el acceso a este patrimonio es difícil, y permanece, en gran parte, oculto. Los investigadores creen que pronto se generalizarán los dispositivos de realidad virtual. Esta tecnología puede ayudar a crear una conexión más fuerte, entre el público y el patrimonio subacuático, poniendo de relieve la necesidad de preservarlo, para las futuras generaciones.
«Nuestro objetivo es posibilitar el desarrollo de aplicaciones multimedia que permitan al gran público, tanto conocer el patrimonio cultural subacuático, como comprender, en profundidad, los desafíos medioambientales que afectan a nuestros mares», señala Fabio Bruno, profesor asociado de la Universidad de Calabria y coordinador del proyecto ‘CREAMARE’.
Los museos utilizan, cada vez más, las nuevas tecnologías, para mejorar sus exposiciones. En Taranto, ciudad costera del sur de Italia, visitamos la Superintendencia Nacional de Bienes Culturales Subacuáticos, dirigida por la conocida arqueóloga Barbara Davidde.
Su nueva colección de cerámica corintia del siglo VII antes de Cristo fue descubierta a 780 metros de profundidad, en el Adriático, durante la construcción de un gasoducto. Estos objetos de incalculable valor se guardan tras un cristal protector. Pero… una gran pantalla interactiva cercana, permite a los visitantes examinar modelos fotogramétricos detallados, desde todos los ángulos.
«El visitante puede aumentar el tamaño de la forma tridimensional del objeto para ver, en detalle, la técnica de ejecución y los organismos biológicos que ‘colonizaron’ los hallazgos durante su estancia en el lecho marino», indica Barbara Davidde, gerente de la Superintendencia Nacional del Patrimonio Cultural Subacuático.
Además, la exposición incluye una especie de juego, una simulación de una excavación arqueológica, en realidad virtual.
«Empiezo a explorar el fondo marino. He encontrado un ánfora. Ahora… puedo escanearla pulsando un botón», explica Barbara Davidde, en su demostración práctica del uso de la realidad virtual para descubrir el patrimonio subacuático.
«Cuando se tiene la experiencia práctica de la exploración subacuática, aunque sea virtual, la visita resulta más agradable, y así, se recuerda mejor lo que se ha visto, y lo que se ha aprendido», añade Barbara Davidde, gerente de la Superintendencia Nacional del Patrimonio Cultural Subacuático.
Este tipo de experiencias inmersivas pueden, incluso, ayudar a promover un turismo más respetuoso con el medioambiente. En Malta, como en muchas otras zonas costeras, los turistas acuden en masa a los ‘bulliciosos’ hoteles, los cruceros y la vibrante vida nocturna urbana, perdiéndose, a menudo, las maravillas de una belleza natural intacta. Muchos visitan monumentos históricos, como los templos megalíticos de Ħaġar Qim, de 5 000 años de antigüedad. Esto supone una oportunidad para ‘CORALLO’, el proyecto europeo encabezado por el profesor Alan Deidun, embajador del Océano para Malta.
Robots androides, cascos de realidad virtual y otras herramientas interactivas se colocan estratégicamente en los centros de visitantes, para despertar el interés de los turistas por la biodiversidad marina local, y el ecoturismo.
«Puede que haya ido de vacaciones al Mediterráneo solamente por la historia, por la cultura… Pero, luego, se las apaña para bucear, navegar en kayak…», declara Alan Deidun, embajador del Océano para Malta y coordinador del proyecto ‘CORALLO’.
El proyecto colabora con grupos locales, que organizan actividades marítimas ecológicas en parajes naturales protegidos, buscando la mejor manera de conectarlos con los turistas.
‘Get Out and Kayak Malta’ es uno de los socios del proyecto.
«Creemos en el ecoturismo, en el ‘deporte ecológico’. Queremos ver a tanta gente en el mar, como sea factible, con la menor huella de carbono posible. Para nosotros, es importante enseñar a la gente a respetar y cuidar el mar», afirma Arthur ‘Turu’ Quintano, cofundador de ‘Get Out and Kayak Malta’.
El ecoturismo ofrece vistas únicas, inaccesibles para los demás.
«Los turistas vienen a Malta, porque contamos con unos paisajes preciosos. Hay montones de cuevas que podemos explorar», señala Daniela ‘Lella’ Bonavia, cofundadora de ‘Get Out and Kayak Malta’.
Así, los turistas pueden ser parte de la solución, y no del problema.
«Creo mucho en conectar con la naturaleza, en cómo ayudarla, haciendo cosas sencillas como recoger la basura del mar», indica una de las participantes en la reunión de kayakistas que ha tenido lugar en las aguas maltesas.
«Me encanta el mar, me encanta el sol y me encanta el grupo. ¡Me parece precioso!», añade otra de las ‘kayakistas’ que han tomado parte en el encuentro.
«Este tipo de ‘renacimiento de la conciencia sobre el medioambiente’ no ha llegado tan pronto como debería haberlo hecho. Más de la mitad de la costa mediterránea, ya está llena de hormigón. Tenemos que cambiar de rumbo, para intentar salvar lo máximo posible de las zonas vírgenes que quedan», concluye Alan Deidun, embajador del Océano para Malta y coordinador del proyecto ‘CORALLO’.
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