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El clorotalonil es un producto químico peligroso que se prohibió en la UE en 2020 por su potencial para contaminar las aguas subterráneas y provocar cáncer.

Algunos pueblos de Costa Rica están teniendo que transportar agua potable en camiones después de que un pesticida suministrado por Europa contaminara gravemente sus aguas.

Tres años después, las autoridades francesas se enfrentan a una operación de limpieza masiva del fungicida que podría disparar la factura del agua.

Pero Alemania, Italia y el Reino Unido son algunos de los países europeos que siguen enviando cientos de toneladas de pesticidas a base de clorotalonil a naciones más pobres, según ha revelado una nueva investigación de la unidad Unearthed de Greenpeace Reino Unido y la ONG suiza Public Eye.

La investigación es la primera que hace balance de la magnitud del comercio de exportación de clorotalonil desde su prohibición, y del elevado precio que se está cobrando en países mal equipados para gestionar los riesgos.

Existe, afirma, «una probabilidad muy alta de presencia de contaminantes, debido al uso de productos químicos». En total, se utilizan más de ochocientas toneladas de fungicida al año en Costa Rica -un país célebre por su rica biodiversidad y sus credenciales ecológicas-, puntualiza Vargas.

«Si los científicos consideran que el clorotalonil es demasiado peligroso para utilizarlo en nuestros campos, ¿por qué demonios se sigue permitiendo a las empresas europeas verterlo en países más pobres con normativas más laxas?«, comenta Marco Conteiro, director de Política Agrícola de la Unidad Europea de Greenpeace.

«Estos dos pueblos son probablemente la punta del iceberg, ya que esta investigación demuestra que el pesticida se exporta a todas partes. Hasta que la Unión Europea no tome medidas enérgicas contra la exportación de productos químicos prohibidos, el peligro para las comunidades agrícolas de todo el mundo y la hipocresía continuarán».

¿Hasta que punto es peligroso el clorotalonill y qué países europeos están contaminados con él?

El clorotalonil se prohibió en la UE y el Reino Unido después de que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) determinara que es un presunto carcinógeno y un contaminante del agua potable.

Los metabolitos del fungicida son extremadamente persistentes en el agua y su eliminación del agua potable es difícil y costosa. Varias de estas sustancias descompuestas pueden tener «potencial genotóxico», lo que significa que podrían dañar la información genética de las células y provocar cáncer.

Contaminación también en Francia y Suiza

En Francia, casi un tercio del agua potable está contaminada con una molécula concreta en niveles superiores a los permitidos, según concluía un reciente informe de la Agencia Francesa de Seguridad Alimentaria, Medioambiental y de la Salud en el Trabajo (ANSES).

Suiza también tiene que hacer frente a la contaminación de las aguas subterráneas, sobre todo en la meseta suiza, donde se practica una agricultura extensiva. La Oficina Federal del Medio Ambiente suiza (FOEN) ha advertido de que el clorotalonil -que se utilizó durante treinta años antes de la prohibición de la UE- podría «deteriorar las aguas subterráneas durante años».

Los sistemas de tratamiento del agua van a la zaga del omnipresente fungicida. Las nuevas tecnologías para filtrar sus metabolitos podrían aumentar el precio del agua hasta un 75 %, según ha informado la prensa suiza, basándose en pruebas de la ciudad de Lausana. El periódico francés Le Monde también señala que los productores de agua podrían enfrentarse a una factura de limpieza de miles de millones de euros, que inevitablemente se repercutiría en los consumidores.

¿Prohibirá Europa la exportación de clorotalonil?

El Comisario de Medio Ambiente de la UE Virginijus Sinkevičius reconoce que  la UE «no sería coherente en su ambición de un medio ambiente libre de tóxicos si las sustancias químicas peligrosas que no están permitidas en la UE pueden seguir produciéndose aquí y luego exportarse. Estos productos químicos «pueden causar el mismo daño a la salud y al medio ambiente independientemente de dónde se utilicen».

Sus comentarios se produjeron durante el lanzamiento de una consulta de la UE el mes pasado para abordar el problema.

La Comisión se había comprometido a poner fin a la exportación de plaguicidas prohibidos por la UE en 2020. Pero su estrategia se enfrenta a la firme oposición del lobby químico, advierte Unearthed. A los activistas les preocupa que las propuestas lleguen demasiado tarde para convertirse en ley antes de las próximas elecciones europeas de 2024.

Países que lo han prohibido

Mientras tanto, algunos países europeos están imponiendo prohibiciones nacionales a estas exportaciones. Francia fue el primero en aplicar una ley histórica en enero de 2022, aunque Unearthed y Public Eye han detectado importantes lagunas en ella.

Alemania y Bélgica -los principales exportadores de clorotalonil a través de Syngenta y de la multinacional con sede en la India UPL, respectivamente- pretenden ahora seguir el ejemplo de Francia.

La industria de los pesticidas también está ejerciendo su influencia en este ámbito. El proyecto de decreto presentado en diciembre por el Ministro de Medio Ambiente belga, que impediría la exportación de clorotalonil, se enfrenta a una fuerte oposición por parte de la asociación belga de la industria fitosanitaria (Belplant).

«La realidad no es tan blanca ni tan negra», afirma Belplant en un comunicado, en el que subraya la posible pérdida de puestos de trabajo, entre otros inconvenientes, de una prohibición nacional de exportar productos químicos peligrosos.

El Gobierno alemán anunció el año pasado que aplicaría una prohibición similar a partir de la primavera de 2023. Pero no hay señales de cuándo se publicará el proyecto de reglamento, señala la investigación.

Unearthed añade que, hasta la fecha, el Gobierno británico no se ha comprometido a estudiar la posibilidad de frenar o poner fin a la exportación de pesticidas prohibidos.

Syngenta no respondió a la solicitud de comentarios de la unidad de investigación. BASF comentó que los informes de Costa Rica son «muy preocupantes».

«Sabemos que, para muchos, la idea de que los productos fitosanitarios que no están -o han dejado de estar- registrados en la UE puedan seguir utilizándose con seguridad en el contexto adecuado es difícil de imaginar», añadió un portavoz de la empresa alemana.

«Existen grandes diferencias en los cultivos, el suelo, el clima, las plagas y las prácticas agrícolas en todo el mundo. Adaptamos nuestros productos a mercados regionales específicos. Todos nuestros productos son ampliamente probados, evaluados y aprobados por las autoridades públicas siguiendo los procedimientos oficiales de aprobación establecidos en los respectivos países antes de su venta».