Por María Luisa Santillán, Ciencia UNAM-DGDC

En la colonia Granada, al norte de la alcaldía Miguel Hidalgo, en la Ciudad de México, en 2016 se realizó un proyecto que consistió en la conformación de un Centro de Barrio donde se integró un espacio integrado por un área de canchas, corredores de vegetación, escuelas, un mercado y camellones por los que se podía transitar.

Además de buscar ser un proyecto enfocado en la mejora ambiental y urbanística de la zona, su característica es que los suelos fueron conformados con técnicas de captación pluvial y son infiltrantes, lo que ayuda a la recarga del acuífero. Asimismo, se integraron distintos espacios de vegetación para el sano esparcimiento de la población.

Otro proyecto de este tipo fue creado al sur, en la alcaldía Coyoacán. Es un Skatepark diseñado para que se pueda inundar cuando llueva y, poco a poco, vaya permeando el agua al subsuelo. Una vez que se vacía, puede volverse a utilizar como una instalación deportiva y de usos múltiples.

Estos sólo son un par de proyectos de los varios que se han empezado a realizar tanto dentro de la entidad como fuera de ésta, los cuales han sido creados bajo los preceptos de la infraestructura verde. Ésta integra diversas iniciativas para conservar y restaurar los ecosistemas, así como los servicios que le otorgan a la población.

El maestro Antonio Suárez Bonilla, del Laboratorio de Movilidad e Infraestructura Verde (LabMov), de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, explica que además tiene que ver con dar una respuesta rápida, eficiente y atractiva a las problemáticas de cambio climático, pues cuando hablamos de éste pensamos en una escala global y eso ha generado que se lleguen a disociar las acciones locales de las globales.

Cuatro ejes fundamentales

A partir de la investigación Infraestructura verde y corredores ecológicos de los pedregales: ecología urbana del sur de la Ciudad de México, coordinada desde el LabMov y apoyada por la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel (Repsa), el Instituto de Biología de la UNAM y el Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal, surgen cuatro ejes fundamentales para estudiar la infraestructura verde: agua, movilidad, espacio público y biodiversidad.

“Nos dimos cuenta de que los gobiernos tienen esas cuatro principales demandas […]. Queremos más parques, pero antes queremos agua, que haya transporte público de calidad, espacios públicos y que esté verde. Son cuatro demandas que tienen todos los gobiernos en México”.

En cuanto al agua se busca gestionar y planear los recursos hídricos que hay en las ciudades a través de tecnologías que permitan una mejor filtración, captura y conducción de ésta. En movilidad, se quiere enfocar los espacios sobre todo a la no motorizada para que sea posible un mejor uso del espacio público e integración de espacios para peatones y bicicletas.

Respecto del espacio público, se pretende diseñar lugares en donde la población pueda transitar segura y les permitan mantener una convivencia como comunidad, a través de espacios que funjan como puntos de encuentro social. Y, por último, en el tema de la biodiversidad, se quiere conectar a las ciudades con los espacios naturales que existen alrededor de ellas e integrar lugares en los que puedan habitar otras especies.

A través de estos cuatro ejes buscan atender distintos riesgos como los sociales, los ambientales y los económicos, explica el maestro Suárez Bonilla.

“[Debemos] empezar a pensar en términos de diseño urbano, pues con pequeñas acciones vamos a hacer una conectividad estructural que a largo plazo se va a convertir en una conectividad funcional y que va a incluir a otras especies. Y en la gran escala vamos a estar haciendo una propuesta para efectos tanto de mitigación, como de adaptación al cambio climático”.

De nodos a redes

En las ciudades hay una gran cantidad de calles, avenidas, edificios, estacionamientos, etcétera, que han fragmentado los espacios, rompiendo los ecosistemas que originalmente existían en el lugar.

Además, mucha de la infraestructura de las ciudades únicamente tiene un uso, por ejemplo, una vialidad se construye sólo para dar servicio a los autos, sin pensar que también podría incluirse un sistema de captación de aguas de lluvia, espacios para vegetación o un corredor al lado de ella para que la gente pueda caminar o andar en bicicleta.

Por ello, el diseño urbano es importante para la infraestructura verde en las ciudades, pues “da una salida a esos grandes problemas que podemos ver, como las emisiones de gases carbónicos a la atmósfera, pero con soluciones muy puntuales a la calidad de vida de los ciudadanos, porque tiene la característica de poder, con pequeñas inversiones, cambiar las percepciones de las personas”, explica.

Para tal efecto la infraestructura verde está basada en trabajar desde la escala multifuncional (que cumpla con varias funciones) y multiescalar (que se puedan realizar acciones a nivel del hogar, en la comunidad y en el propio país) que en su conjunto van a generar y a recuperar los servicios ecosistémicos, es decir, aquellos que nos proporciona la naturaleza para tener una mejor calidad de vida.

Y aunque la idea del urbanismo a lo largo del siglo XX se enfocó en mejorar las condiciones del entorno, pero desde una visión estético política, en la actualidad se busca que sea más funcional, es decir, que el ecosistema sirva para proporcionar servicios al ser humano, pero que éste también le sirva al ecosistema.

Por lo tanto, para la infraestructura verde es importante crear nodos, es decir, sitios en donde convivan tanto la naturaleza como el ser humano, así como ligas o espacios que permiten que haya una continuidad de los ecosistemas, como los corredores peatonales o las líneas de vegetación, y con esto generar una red de servicios ecosistémicos en la que podrán transitar y convivir los humanos y otras especies.

Para que las estrategias implementadas por la infraestructura verde se lleven a cabo y sean funcionales es importante la intervención de la política pública, los ciudadanos y la academia.

El maestro Suárez Bonilla destaca que desde el LabMov desarrollaron la primera metodología de evaluación de la infraestructura y su reconversión hacia una infraestructura verde, así como una serie de estrategias para evaluar cuál es el potencial de una ciudad para contar con este tipo de acciones, qué sí se puede implementar y cuáles serían los beneficios de ello.

También han formado recursos humanos y contarán con el primer servicio social de la UNAM que permita que sus alumnos cumplan las horas establecidas a lo largo de sus recorridos de sus hogares a la escuela.

Durante estos trayectos tendrán la responsabilidad de analizar y generar propuestas sobre cómo es el territorio por el cual transitan y qué cambios deberían tener. Esto con el objetivo de que la información obtenida sea compartida con los gobiernos locales y pueda ser utilizada para mejorar los espacios por los cuales transitan los ciudadanos.

El LabMov trabaja de la mano con la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) y la Agencia Alemana para la Cooperación y el Desarrollo (GIZ).

Para saber más: