Iberoamérica.

Sigue habiendo parques naturales o reservas marinas donde las actividades o algunas actividades son muy intensas y todavía a nivel local ponen en riesgo esta salud de los océanos que se quieren proteger.

Por ejemplo, un exceso de náutica recreativa que conlleva problemas de contaminación atmosférica y de salud. Los mismos cruceros que aunque no pasan por dentro de las áreas protegidas, pasan por zonas muy cercanas que también conllevan grandes problemas de contaminación en la salud de los océanos y también afectan la salud de las personas.

Y finalmente, la posible industrialización del mar, como es lo que se observa en el área protegida del Cabo de Creus, donde se han proyectado grandes parques eólicos marinos con aerogeneradores, turbinas de más de 250 metros, casi a la altura de Torres Eiffel, con instalación de grandes cables y anclajes que llegan hasta el fondo marino.

Se cree que puede perturbar la calidad del ambiente, la de las aguas, que es la que ofrece el beneficio a las personas. Por tanto, se debe de tener mucho cuidado para que esta economía azul que va a toda pastilla, a toda vela, no acabe perjudicando.