Una investigación revela que la extensión de monocultivos intensivos es la principal responsable del descenso en las poblaciones de aves que ha sufrido Europa en los últimos 40 años.
En concreto, se han reducido un 25 % de media, pero el declive se acerca al 60 % en el caso de las especies propias de terrenos agrícolas. El estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) ha sido liderado por la Universidad de Montpellier y han participado el Centro de Investigaciones Ecológicas y Aplicaciones Forestales (CREAF) y el Instituto Catalán de Ornitología (ICO)
En cada país, los pájaros han ido desapareciendo de manera diferente, según las características de sus prácticas agrícolas. Por ejemplo, las regiones de Europa occidental donde las parcelas de cultivos suelen ser extensas y el uso de pesticidas, intenso se sitúan entre las más afectadas, frente a los países del este, donde estas prácticas no están tan marcadas.
Otro caso particular es la cuenca mediterránea, donde el relevo característico del terreno ha permitido mantener, al menos en determinadas zonas, un paisaje agrícola en mosaico. Este espacio muestra márgenes vegetales y de piedra, a la vez que cultivos combinados con hábitats naturales y “esto ha ayudado a amortiguar la pérdida de aves”, explica Sergi Herrando, coautor del estudio e investigador del CREAF, del ICO y del European Bird Census Council.
De acuerdo con el estudio, la intensificación de la agricultura ha incrementado el uso de fertilizantes y pesticidas. Estos productos eliminan los insectos y otros invertebrados del suelo, alimento esencial de muchos pájaros. Su utilización tiene lugar «especialmente en la época de cría, cuando los polluelos necesitan mucha proteína«, comenta Lluís Brotons, investigador del CSIC en el CREAF y otro de los coautores, en la nota de difusión del trabajo.
El declive se acerca al 60 % de pájaros en el caso de las especies propias de terrenos agrícolas
Estos productos también contaminan las semillas. Si los pájaros las ingieren, las sustancias tóxicas se van acumulando en su organismo y pueden llegar a provocarles la muerte.
Por otro lado, los monocultivos generan paisajes homogéneos, donde se elimina la diversidad de vegetación, de forma que las aves no pueden nutrirse de plantas y frutos variados o buscar refugio.
Los autores alertan que esto no solo afecta a las especies típicas de áreas de cultivo como la alondra común o el escribano cerillo, sino también a otras especies que van a los cultivos para alimentarse. Entre ellas, las que tienen una dieta basada en invertebrados, como la golondrina vulgar o las migratorias de larga distancia, como la tórtola, “en definitiva la mayoría de pájaros comunes”, puntualiza Brotons.
El estudio ha analizado 170 especies de aves comunes, que se han observado en más de 20.000 lugares de 28 países europeos durante 37 años.
Según Stanislas Rigal, investigador de la Universidad de Montpellier y autor principal del trabajo, «los resultados no dejan lugar a dudas». A su juicio, no se trata de un problema local: «los efectos perjudiciales de grandes cultivos, fertilizantes y pesticidas se extienden en toda Europa». Por esta razón, «necesitamos acelerar la regulación de las prácticas agrícolas e implementar modelos más sostenibles”, agrega.
Cambio climático
La investigación también ha analizado el peso que tienen el calentamiento global, la urbanización y los cambios en el paisaje forestal en la merma de las especies. Los resultados apuntan al cambio climático como segunda causa del descenso, por detrás de la intensificación agrícola, ya que el aumento de temperatura ha supuesto en las últimas décadas una pérdida del 40 % de las poblaciones de aves propias de ambientes fríos y un 18 % de las de hábitats cálidos.
“Esta diferencia se debe probablemente al hecho de que las aves características de latitudes y altitudes altas están menos adaptadas al calor”, aclara Herrando.
Por otro lado, la urbanización se posiciona como tercer factor de este declive de fauna. “Cada vez hay menos zonas verdes y más edificación en las ciudades” y las poblaciones de pájaros en zonas urbanas han disminuido un 28 %.
Finalmente, las aves típicas de bosque han decrecido aproximadamente el 18 %, un dato que contrasta con el aumento de cubierta forestal en Europa durante los últimos años. Según los autores, los nuevos espacios forestales tienen menos calidad, es decir, han perdido árboles centenarios y la fauna y flora se ha simplificado.
“Las cuatro presiones humanas que describimos en el artículo ya han provocado, en conjunto, un declive de un 25 % del total de pájaros en Europa. El descenso continúa. Para frenarlo, necesitamos cambios transformadores en las sociedades europeas; nuevos pactos políticos como la Ley de Restauración Europea que se está negociando en el Europarlamento puede ayudar a impulsarlos”, concluye Brotons.
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