México.

Además del hermoso billete de 50 pesos, nuestro amigo el ajolote se encuentra en el Laboratorio de Genómica Avanzada del CINVESTAV, Unidad Irapuato. Desde hace 150 años representa un importante objeto de estudio para la comunidad científica por su capacidad de regeneración.

“Si se les amputa una extremidad en la zona, branquias, las regiones del corazón, la retina y varias otras estructuras o órganos son capaces de regenerarlo. Eso lo convirtió en el modelo de estudio vertebrado con mayor capacidad de regeneración de la historia hoy en día”, explicó el Dr. Alfredo Cruz.

En un acontecimiento histórico, el 1 de febrero de 2018 fue publicada la decodificación del que hasta el momento fue el genoma secuenciado más grande de la historia, pues es hasta diez veces mayor que el del ser humano. Incluso fue nombrado Día Nacional del Ajolote.

“Ya podemos empezar a entender los procesos moleculares que ocurren para que este animal pueda regenerarse. El 80% de la investigación con este organismo se centra en estudiar todos esos procesos por los cuales estos animales pueden regenerar y ver si nosotros en algún momento los podemos trasladar a organismos que no regeneran como la mayoría de los mamíferos o nosotros mismos no regenera las extremidades, regeneramos cabello, piel, sangre, pero no somos capaces de regenerar estructuras más complejas”, acentuó Cruz. 

Los reflectores siguen de cerca los procesos moleculares del ajolote, del cual se descubre algo nuevo cada día.

“Justo después de que ocurre la mutación o el daño de moléculas -que se les llaman moléculas asociadas al daño- están enviando señales al tejido que queda intacto. Moléculas muy sencillas que vienen de los fragmentos del tejido dañado que sienten o censan las células que quedaron intactas. Y esas nosotros decimos que se programan para empezar a proliferar, a dividirse y formar la nueva estructura que se perdió. Hay varios grupos que ya han empezado a encontrar proteínas, que pretenden generar genes en respuesta al daño y que empujan la regeneración. Y estas proteínas que prenden a otros genes se llaman factores de transcripción”, dijo Cruz.

El CINVESTAV cuenta con una gran bancada de Ambystoma mexicanum, especie albina que resultó de la mutación del ajolote pardo negro originario de Xochimilco. Se proyecta que trasladar esta capacidad regenerativa a los mamíferos tomará decenas de años más, mientras que se protege de la extinción a esta especie endémica mexicana.

Por: TV4 Noticias.