Kenia.
En esta escuela del norte de Kenia los niños aprenden más que otros idiomas, el lenguaje digital mundial: a programar. Una forma de ampliar el horizonte profesional de los jóvenes. La escuela de Enaikishomi está en el condado de Laikipia, una región rural donde la mayor parte de la población está formada por pastores nómadas.
“Antes de llegar aquí no había visto un ordenador, porque en el sitio en el que estábamos no había y tenías que mirar internet en algún otro lugar. Pero desde que he venido aquí he visto un ordenador y un montón de artilugios y habilidades que me ayudarán en el futuro, cuando crezca”, contó el estudiante, Everjoy Wahito.
Las cada vez más frecuentes sequías y el calentamiento global ponen en peligro la forma de vida nómada en esta parte de Kenia. Para el director del colegio, que comenzó el proyecto hace cuatro años, se trata de una manera de dar a los niños más oportunidades.
“Cuando enseñamos codificación a los niños, nos aseguramos de que se les enseña a un nivel que es máximo para ellos. Creemos que, en primer lugar, les abrirá nuevas vías. En segundo lugar, contribuirá a que los niños permanezcan en la escuela y a que haya más admisiones de niños que ahora quieren dejar el estilo de vida tradicional de esta zona, que es de pastoreo, y venir a la escuela. Y, en tercer lugar, creemos que en el futuro encajarán como ciudadanos del mundo”, explicó el director del colegio Mattew Munyi Njoki.
El centro no está conectado a la red eléctrica. La energía para las tabletas de los 200 alumnos procede de los paneles solares instalados en el tejado. Para muchos de los niños, es la primera vez que tienen acceso a un ordenador o incluso a la electricidad. “Ella estaba en una escuela de una zona pastoral, así que decidí llevarla a la escuela primaria Enaikishomi, donde adquirirá competencias digitales con las que en la vida podrá ayudarse a sí misma y también ayudarme a mí como madre. En mi época, la mayoría de mis compañeras no conseguían aprender, recibir educación”, subrayó Dorothy Kawira, madre de una alumna.
El colegio también espera contrarrestar el descenso de matriculaciones. Con la sequía, muchos centros educativos las han visto caer. Sus responsables suponen que se les pide a los chicos quedarse en casa para cuidar de los animales.
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