La falta de trabajadores cualificados, un problema para la economía alemana
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Alemania.
Cheryl Silverman se está formando como tejedora en la empresa Viellechner. Ahora le toca renovar el tejado de una mansión berlinesa. Se decidió por este oficio porque quiere trabajar con las manos y estar al aire libre. Fue la cuenta de Instagram de su empleador la que la alentó a hacerlo.
“Me pareció algo muy concreto y real. Vi fotos de gente empapada por la lluvia, trabajando bajo todo tipo de condiciones meteorológicas. También estaba mi colega, que ya es techista trabajando en la Catedral de Berlín y eso me impresionó. Grandes proyectos, una empresa importante. Me gustó y por eso apliqué”, explicó Silverman.
La empresa se da a conocer a través de Facebook, Instagram y su propio portal. Lasse Kutzbach, el jefe de la compañía apuesta a las redes sociales para reclutar a interesados. “Desde 2014 me preocupo expresamente por atraer nuevos empleados y nos ha ido muy bien desde entonces. Aumentaron los postulantes, algunos muy buenos, más de los que podemos contratar. Entre tanto, puedo contratar en verano entre diez y 15 aprendices”, afirmó Kutzbach.
La presentación digital debe ser atractiva para los jóvenes. Por eso, aprendices como Neele Slotwinsky se ocupan también de las redes. “Así, los futuros aspirantes pueden hacerse una idea de lo que hacemos, cómo trabajamos, en qué trabajamos y qué les brinda la formación”; contó Slotwinsky.
Y hay algo más que atrae a los jóvenes: el desafío del entrenamiento. Una especie de sistema de evaluación en el que 30 aspirantes tienen que demostrar sus habilidades prácticas en diez pruebas. Después, los empleados deciden qué candidatos son aceptados como aprendices. “Esto crea un vínculo personal en el momento y hace que pongan más empeño. Los que aceptamos quieren realmente aprender aquí. Nunca nadie dejó la formación”; comentó Kutzbach.
Kutzbach apuesta por un ambiente familiar. Todos los viernes por la tarde hay una parrillada. Aprendices y especialistas se sientan juntos para conversar y discutir problemas. Cheryl Silverman disfruta de esos momentos. “Todos juntos alrededor de la parrilla. Una se siente de igual a igual, tomando cerveza y contando cosas sobre sus familias. Sin reglamento. Algunos recogen los platos o te traen algo. No existe la jerarquía que hay en la obra y eso te une”, dijo Silverman. Un concepto exitoso para Viellechner, que planea este año también seguir expandiéndose.
Por: DW.
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