Sao Paulo.

Más de 40 expertos buscarán desarrollar una tecnología inédita en Latinoamérica que permita remover 300 toneladas de CO2 de la atmósfera anualmente, con capacidad de ampliación hasta 5.000 toneladas al año. Se trata de un proyecto en el que la empresa de energía Repsol Sinopec Brasil invertirá 10 millones de dólares.

Con la colaboración de Repsol en España, de la Pontificia Universidad Católica de Río Grande do Sul (PUC-RS), en Brasil, y de la empresa emergente alemana DACMa, los expertos se encargarán de crear un sistema que captura el CO2 del aire y lo almacena en rocas en forma de carbonato de calcio, impidiendo que vuelva a escaparse a la atmósfera.

Bautizada de DAC.SI, la iniciativa tendrá una duración estimada de tres años.

En diciembre de 2023, se pondrá en marcha el primer reactor en los laboratorios de la universidad, y en julio de 2024 la unidad estará totalmente operativa, explicó a EFE la coordinadora del proyecto por parte de Repsol Sinopec Brasil, Cassiane Nunes.

“El DAC.SI capturará 300 toneladas de CO2 al año, pero ya estamos pensando en cómo ampliarlo a una planta piloto con capacidad para 5.000 toneladas al año. Es un programa muy amplio de Repsol Sinopec Brasil, que se ha comprometido a invertir para hacer de Brasil un ‘hub’ en esta tecnología”, destacó.

En los últimos cinco años, Repsol Sinopec Brasil destinó cerca de 37 millones de dólares a proyectos de Investigación y Desarrollo (I+D).

Entre 2022 y 2023, invertirá otros 40 millones dólares en el sector, lo que supone el 20 % de toda la inversión en tecnología del grupo, que considera a Brasil un país estratégico.

Además, la empresa pretende mantener al menos el 50 % de su cartera centrada en tecnologías de descarbonización.

Transición hacia el planeta del futuro 

El DAC 5.000, se anunció recientemente como una continuación del DAC.SI, podría, según se estima, empezar a operar en cinco años y se va a diseñar de forma paralela y con base en su predecesor, lo que permitirá ahorrar tiempo y contribuir para el cumplimiento de las metas establecidas en el Acuerdo de París.

Nunes explicó que este proyecto “ambicioso” está estructurado como un sistema de innovación abierta para que se puedan agregar las aportaciones multidisciplinarias necesarias para su desarrollo.

“Tenemos metas muy ambiciosas (…) Hay que pensar en el futuro que vamos a dejarles a nuestros niños”, sostuvo.

Por ello, la principal estrategia es trabajar de forma simultánea en distintos frentes y no esperar los resultados de un proyecto para iniciar otro.

“Tenemos que acompañar las transformaciones (de la naturaleza) para que podamos vivir en armonía y compaginar las necesidades humanas de progreso y las ambientales”, añadió.

En ese sentido, el coordinador del proyecto por parte de PUC-RS, Felipe Dalla Vecchia, destacó a EFE que esta nueva tecnología es fundamental a nivel mundial porque se centra en solucionar las emisiones que ya ocurrieron.

“No podemos migrar instantáneamente de una matriz energética a otra. Por eso, es necesario invertir en tecnologías que puedan compensar las emisiones de carbono durante esta transición”, añadió el también director del Instituto de Petróleo y Recursos Naturales (IPR) de la universidad, referencia en estudios de captura y almacenamiento de carbono en Brasil.

Retos tecnológicos

El DAC.SI tiene como referencia un estudio que se empezó a hacer en Islandia hace cerca de diez años y será el primero en el mundo en adaptar esta tecnología de captura directa de aire a condiciones climáticas de alta humedad y temperatura.

Pese a ser considerada la tecnología con mayor potencial para la remoción de CO2, todavía no cuenta con proyectos operativos en escala industrial y por eso los retos son grandes tanto en el ámbito técnico como en el financiero.

“Nuestro papel como investigadores no es solo aportar soluciones técnicas sino también económicas y ambientales para volver el proceso eficiente y viable en todos los aspectos”, apostilló Nunes.

El potencial de Brasil

El gigante suramericano se eligió para la implementación del proyecto, principalmente, por las condiciones energéticas y geológicas que amplían las posibilidades de éxito.

De acuerdo con los expertos, Brasil tiene un gran potencial que se está estudiando, que es la presencia de rocas basálticas -ideales para el almacenamiento del CO2 mineralizado- en la cuenca del río Paraná, que se extiende por el sureste y el centro-sur del país.

Asimismo, se destaca en el mundo al tener casi un 80 % de su matriz energética compuesta por fuentes renovables, fundamental para atender a las demandas del DAC.SI.

“No puedo tener en mi cadena de proceso una emisión superior a lo que estoy removiendo. La matriz de baja intensidad de carbono de Brasil potencializa el desarrollo de tecnologías de remoción de CO2 del aire”, detalló Dalla Vecchia. EFE