París.

El Gobierno francés instalará cámaras térmicas para prevenir incendios en las catedrales de titularidad estatal, una medida que responde al plan de seguridad puesto en marcha tras el incendio de Notre Dame de París el 15 de abril de 2019.

El plan, iniciado por el Ministerio de Cultura francés en octubre de 2019, busca reforzar la seguridad de 87 catedrales católicas propiedad del Estado, para proteger tanto a sus visitantes como a las obras y su interior.

La amplificación del dispositivo de protección planeado para 2023, pasa por una serie de nuevas acciones, entre las que destaca la instalación de cámaras térmicas.

Estas cámaras ya se probaron en las catedrales de Notre Dame de París y de Saint Pierre de Beauvais. Según el Ministerio, permiten «detectar zonas de calor antes de la aparición de humo de incendio», esto posibilita una intervención más rápida para extinguir el fuego, así como detectar las intrusiones.

Además, se pondrán en marcha dispositivos para mejorar la seguridad de las obras que se realicen en las catedrales y se suprimirán instalaciones eléctricas de riesgo que no sean necesarias.

Se prevé, asimismo, profundizar las auditorías de seguridad y protección sobre estos edificios.

Un plan que protege las catedrales

El plan «Seguridad de las catedrales», al que se dedicaron más de 167 millones de euros en los últimos dos años, permite llevar a cabo importantes trabajos de restauración en las catedrales de Orleans y Rodez. Hasta el momento, se han duplicado las visitas de expertos en seguridad desde el año 2020.

Para la nueva etapa del proyecto, el Ministerio de Cultura destinará 52 millones de euros, sin incluir el presupuesto de Notre Dame de París, lo que supone un aumento del 23 % en comparación al 2022.

De este dinero, 40 millones serán para trabajos de restauración y 12 millones para seguridad anti incendios.

Más allá del accidente en Notre Dame de París, otras catedrales francesas han sido dañadas por el fuego en los últimos años, entre ellas la de Nantes en 2020, un incendio provocado por un hombre de nacionalidad ruandesa que fue condenado a 4 años de cárcel el pasado mes de marzo.