La sanidad animal europea ha conseguido plantarle cara en ocho años a las bacterias multiresistentes a los antibióticos gracias a un plan de respuesta que está dando sus frutos hasta el punto de que hay una proporción, cada vez mayor, de bacterias sensibles a todos los antimicrobianos sometidos a ensayo.
Es una noticia alentadora que ha dado a conocer recientemente la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) en un informe, bajo el foco “One health”, en el que destaca su optimismo porque incluso hay avances en la lucha contra las resistencias de las dos principales bacterias zoonóticas: campylobacter y salmonella.
El dossier, con datos de 2021, es detallado y establece grados de resistencia combinando cepas de bacterias, especies animales y tipos de antibióticos por lo que, en función de cada combinación, puede haber avances o retrocesos en la lucha contra las resistencias.
Pero en su resumen, la EFSA pone el foco en las “tendencias alentadoras” porque se aprecia una reducción de la resistencia a los antibióticos de salmonella typhimurium, un tipo de salmonella comúnmente asociada a cerdos y terneros que “a menudo” es multiresistente.
Los datos también muestran tendencias decrecientes en la resistencia de campylobacter jejuni a un antibiótico “muy importante” como es la eritromicina a la hora de tratar a seres humanos y a pollos de engorde.
Por contra, aumentó el nivel de resistencia en el caso de algunas bacterias de campylobacter que mantuvieron una tendencia creciente en su resistencia al antibiótico ciprofloxacina.
Los expertos opinan
A la luz de los datos, el catedrático en Sanidad Animal de la Universidad CEU Cardenal Herrera, Santiago Vega, asegura a Efeagro que es una tendencia que llama “al optimismo” y demuestra que los veterinarios, en coordinación con el sector, lo están haciendo “bien o muy bien”.
Cree que la Veterinaria “tiene que sacar pecho” porque los datos de la EFSA quedan refrendados con los anteriores de la Agencia Europea del Medicamento según los cuales el uso de antimicrobianos en el ámbito veterinario “se ha reducido un 43 %” en la UE entre 2011 y 2020.
“Estamos por debajo del uso que se hace en medicina humana” de estos medicamentos y hay ejemplos paradigmáticos como la reducción “casi del 100 % de la colistina en cerdos”.
Vega, que por cierto valora que la EFSA enfoque su informe desde la perspectiva One Health (Una Salud), destaca la implementación a nivel nacional del Plan frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN).
Está siendo un plan clave para “conseguir estos resultados que estamos comentando” y esa “tendencia sostenida a la reducción” del uso.
Más allá de las fronteras de la Unión Europea, la vista está puesta en cómo abordan este reto sanitario mundial los países subdesarrollados o en vías de desarrollo porque la situación es compleja.
Este experto explica que son países en los que crecerá mucho la población en las próximas décadas, por lo que tienen ante sí el reto de producir más alimento: se calcula que las necesidades de proteína en el mundo se incrementarán “un 70 %”.
El temor es que esas zonas del mundo opten por asegurar una mayor productividad de las granjas por la “vía barata”, es decir, la del uso generalizado de antibióticos, como se hacía antes en Europa, y eso frene los avances globales en la lucha contra las resistencias.
La otra opción es la que quiere implementar la FAO ayudando a esos países con los fondos necesarios para que apuesten por más bioseguridad, mejores manejos y planes vacunales en el ganado para reducir el uso de los antimicrobianos.
El mensaje final es, según concluye, que del antibiótico “hay que huir” y seguir la máxima veterinaria de: “Tan poco como sea posible pero tanto como sea necesario”.
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