Argentina

Brasil es el país menos satisfecho con su democracia de América Latina, por delante de países como El Salvador, Nicaragua, Guatemala o Venezuela, según un estudio difundido hoy en Buenos Aires por la organización Latinobarómetro.

Esta cifra viene acompañada de una caída generalizada en la región de la satisfacción con la democracia, que en la última década pasó de 44 % a 24 %, revela este informe realizado tras entrevistar a 20.000 latinoamericanos de 18 países durante este año.

En Brasil solo el 9 % está satisfecho, en Venezuela es el 12 % y en Nicaragua es el 20 %; mientras que los tres países con resultado positivo fueron Uruguay, Costa Rica y Chile, que rondan el 45 %.

«Esa es la crítica política más brutal de la región», valoró Marta Lagos, directora de esta organización no gubernamental radicada en Chile durante la exposición.

Por otra parte, esta insatisfacción generalizada lleva a que la ciudadanía sea más participativa y pida más mejoras, argumentó la investigadora.

Asimismo, el 41 % de los encuestados en el país consideró que «da lo mismo un régimen democrático que uno no democrático».

Estos resultados hacen pensar en los últimos comicios de Brasil, en los que salió como presidente electo el exmilitar ultraderechista Jair Bolsonaro, conocido por sus duros discursos contra la corrupción y la violencia y sus comentarios homófobos, machistas, racistas y xenófobos, que asumirá el cargo a 1 de enero de 2019.

Este resultado solo quedaba superado por El Salvador (54 %) y Honduras (41 %).Sin embargo, al ser preguntados directamente si «un gobierno autoritario puede ser preferible a uno democrático», el resultado en Brasil fue de 14 %, un punto por debajo de la media latinoamericana.

Brasil también lideró el ránking, con 90 %, a la pregunta de si el país (de cada entrevistado) «está gobernado por unos cuantos grupos poderosos en su propio beneficio y con un 7 % (la más baja) entre los que creían que el actual Gobierno actúa «para el bien de todo el pueblo».

En este estudio se reveló también que la percepción que tiene la población latinoamericana sobre el progreso en los países de la región, valorada en menos ocho (-8), es la peor registrada en los 23 años de existencia de la organización Latinobarómetro, una cifra media que cae desde hace ocho años.

«No hay por dónde decir que aquí pasó algo bueno«, lamentó Lagos durante la presentación del informe en las oficinas del Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL) de la capital argentina.

Durante el anuncio, Lagos insistió en la «diabetes democrática» que sufre la región desde hace años y resaltó que «hay demasiadas alertas de que aquí hay algo que efectivamente (…) está cada día peor».

Eso se refleja en la caída del porcentaje de ciudadanos que considera que una «democracia es preferible», situado en 2018 en un 48 % tras una bajada que se vive desde 2010 (cuando se registró un 61 %), y en el aumento del grupo de personas «indiferente» a si hay un Gobierno autoritario o democrático (que pasó de 16 a 28 puntos en el mismo periodo).

La investigadora remarcó la tendencia a apoyar la democracia que hay en las clases con mayor poder adquisitivo, que se va reduciendo a medida que se cuenta con menos ingresos.

En esa línea, lamentó el aumento de las personas que se autoclasificaron como «clase baja», pasando de 45 % en 2017 a 51 % en 2018.Al igual que en 2017, América Latina es «la región más desconfiada de la Tierra» respecto a «confianza interpersonal» (14 % de media) -siendo Brasil el país más desconfiado-, sumada a la continuación de la caída de la confianza judicial (24 %) y de la confianza en el Parlamento (21 %).

Los países que más preocupación mostraron por la corrupción como el problema «más importante» de cada Estado, Colombia, Perú y Brasil lideraron el sí, mientras que Uruguay, Venezuela y Nicaragua dieron prioridad a otros factores.

Por último, recalcó que «se acabó la brecha digital», que llegó antes que la eliminación de la brecha económica, por lo que hay gente que tiene acceso a redes sociales y no siempre un plato de comida, concluyó.

por: EFE