Por Elisa Domínguez Álvarez Icaza*

¿El cansancio te persigue?, ¿cada corriente fría te hace estornudar?, ¿acaso no tomas suficiente Sol? Muchos coincidirán en una respuesta: “Te hacen falta vitaminas”, y de alguna forma puede que tengan razón. Sin embargo, la solución no es tan simple como tomar un suplemento autorrecetado.

El médico cirujano Jorge Yamamoto define las vitaminas como productos nutricionales fundamentales para el funcionamiento del cuerpo, ya que participan en la regulación de múltiples procesos., especializado en trastornos del metabolismo,

Se sabe que la carencia de retinol (vitamina A) provoca resequedad en el ojo y puede desencadenar enfermedades como la queratomalacia, una degeneración de la córnea. O la falta de niacina (vitamina B3) puede ocasionar pelagra, un padecimiento que se manifiesta como dermatitis, diarrea y demencia.

Dime qué padeces y te diré de qué careces

Curiosamente, a lo largo de la historia, las vitaminas se descubrieron a partir de notar qué causa su deficiencia, no los beneficios que traen en condiciones normales. Por ejemplo, la vitamina A se categorizó en relación con la disminución de la vista. O la vitamina C, cuando fue asociada con infecciones respiratorias, narra el médico en entrevista con el programa Hipócrates 2.0.

Esta última fue descubierta a partir de los viajes en altamar. Los marineros se encontraban débiles, anémicos, con encías sangrantes y heridas. La causa: no tenían acceso a frutas frescas, fuente de la vitamina C. Para solucionarlo, intentaron varios métodos, frutas en costales que terminaban pudriéndose; mermeladas y conservas que atraían plagas; hasta llegar a los mazapanes de naranja.

La falta de vitamina D se descubrió en los niños y adultos que trabajaban en minas, señala Yamamoto. Después de días enteros sin ver la luz del Sol, tenían alteraciones de los huesos. Los niños padecían raquitismo, es decir, ablandamiento del sistema óseo; mientras que los hombres adultos, osteomalacia, que además del debilitamiento implica una deformación.

Así se descubrió que asolearse ayudaba a disminuir estos padecimientos. Actualmente sabemos que el 80% de la vitamina D la obtenemos al exponernos al Sol, mientras que el 20% viene de la alimentación. El doctor recomienda salir al exterior durante 20 o 30 minutos entre las 10 de la mañana y las dos de la tarde para mantener un buen nivel.

Lo cierto es que a raíz de la pandemia de Covid-19 mucha gente dejó de asolearse. La investigación médica, al observar los efectos de esta ausencia, notó una relación significativa entre la vitamina D y la actividad inflamatoria, que repercutió en cómo la gente respondía ante el cuadro de la enfermedad.

“Actualmente estudio en Argentina y aquí en México, en algunos hospitales, a los pacientes que llegaban con Covid; de entrada les dábamos vitamina D. Lo que se vio es que a esos enfermos les iba mejor que a los que no la recibían”, explica Yamamoto, quien es especialista en medicina interna y endocrinología.

Suplementos ¿los necesitas?

La industria ofrece botes de múltiples tamaños con gemas coloridas en su interior; múltiples pasillos para satisfacer la demanda de vitaminas y otros nutrientes. ¿Bajo qué circunstancias son necesarios?

“La mayor parte de todas estas vitaminas se adquieren por los alimentos que normalmente consumimos, que son sobre todo frutas, verduras, huevo, carnes… Vienen de la fuente natural de la alimentación del ser humano”.

Realmente son pocas las condiciones en las que no adquirimos vitaminas de manera adecuada. Detrás puede haber un caso de malnutrición o alguna enfermedad. Por ejemplo, algunos trastornos alimenticios como la anorexia repercuten en la absorción adecuada de vitaminas.

Por ello, tomar suplementos sin recomendación médica puede ser un caso perdido, si no se atiende la condición que provoca el malestar. Hay pacientes que toman siete vitaminas diferentes y ninguna le hace efecto, porque el problema no está ahí. Se recomienda un estudio de laboratorio previo a cualquier suplementación, precisa el doctor, quien forma parte del comité científico de la Federación Mexicana de Diabetes.

Las vitaminas son sustratos clave para que las células trabajen de manera adecuada y sean protegidas. Su deficiencia puede manifestarse de muchas formas; la ciencia a lo largo del tiempo ha logrado encontrar varias de esas conexiones. Hasta ahora no hay una receta más óptima que una dieta balanceada y un diagnóstico certero.

*Becaria en la Dirección General de Divulgación de la Ciencia