Washington, EEUU.
El prestigioso genetista español Francisco Ayala falleció el sábado a los 88 años en California, Estados Unidos, país en el que desarrolló su carrera.
«Acabo de enterarme hace unas horas que, lamentablemente, el ganador de la Medalla Nacional de Ciencias, Francisco Ayala, falleció hoy, una semana antes de cumplir 89 años», apuntó a través de su página web el también científico Lawrence Krauss.
Experto en biología molecular y genética evolutiva, su carrera investigadora se centró en la biología molecular y en la genética evolutiva y poblacional, incluyendo el origen de las especies, la diversidad genética de los organismos, y el origen de la malaria y otras enfermedades parasitarias.
«Esta es una pérdida para la ciencia y para el mundo», añadió el científico sobre su compañero, quien fue representante del llamado neodarwinismo, y cuyas contribuciones han sido clave, entre otras cosas, para entender el llamado reloj molecular, el mecanismo biológico que permite comprobar lo alejadas que están dos especies.
Ex sacerdote católico, recuerda Krauss, «se convirtió en uno de los biólogos evolutivos más importantes del mundo, proporcionando una prueba viviente de que la creencia en Dios no requería que uno abandonara la evolución darwiniana como explicación de la diversidad de especies en la Tierra».
Los últimos años de su carrera se vieron empañados después de que en junio de 2018 la Universidad de California Irving (UCI) le forzó a dimitir de todos sus puestos en ese centro tras constatar la veracidad de cuatro denuncias por acoso sexual.
Cuatro mujeres lo acusaron de acoso y la universidad realizó una exhaustiva investigación entre noviembre de 2017 y mayo de 2018 que incluyó entrevistas a más de 60 testigos además de las denunciantes, empleadas del centro de estudios.
Nacido el 12 de marzo de 1934 en Madrid, Ayala se licenció en Ciencias por la Universidad Complutense de Madrid (1955), estudió Filosofía y Teología en Salamanca y en 1960 fue ordenado sacerdote dominico, aunque posteriormente abandonó la vida religiosa.
En 1961 se trasladó a Estados Unidos, donde estudió Genética y Biología en la Universidad de Columbia y trabajó con el genetista Theodosius Dobzhansky, uno de los fundadores de la Teoría Sintética de la Evolución.
Entre los numerosos puestos que ocupó, fue miembro del Comité Asesor de Ciencia y Tecnología del presidente Bill Clinton.
Fue miembro de múltiples sociedades científicas de todo el mundo, entre ellas la Academia de Ciencias de EE.UU., la Academia Americana de Artes y Ciencias y la American Philosophical Society.
Entre los muchos premios que recibió figuran la Medalla Nacional para la Ciencia -la más importante de las distinciones científicas en Estados Unidos-, que obtuvo en 2002; el Premio Templeton (2010) y el Premio Capio de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid (2010).
Escribió más de 1.100 artículos y 50 libros -algunos en colaboración-, y fue nombrado doctor honoris causa por más de 20 universidades de una decena de países.
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