Por Sofía Flores Fuentes, DGDC-UNAM

Cuando uno piensa en pasto es común asociarlo con caballos alimentándose de él, pero ¿dinosaurios? Estos enormes vertebrados extintos comían pastos y plantas con flor que existieron en su tiempo.

Este hábito ha llevado a los paleontólogos a investigar sobre la relación de los dinosaurios con el surgimiento de las plantas con flor, o angiospermas, en la época en que los primeros vivieron y las segundas aparecieron en el planeta, entre el Jurásico tardío y el Cretácico temprano, aproximadamente hace 140 millones de años.

Hasta ahora, la evidencia paleontológica muestra que estos grandes animales no promovieron la aparición de las angiospermas, como se pensaba, ya que los eventos de herbivoría no coinciden en tiempo ni en espacio con el surgimiento de estas. Sin embargo, sí se cuenta con pruebas que demuestran que los dinosaurios, junto con insectos y mamíferos, fueron esenciales para la segunda radiación de plantas con flor, proceso que las posicionó como el grupo más diverso de plantas.

En conferencia, la maestra en ciencias Claudia Inés Serrano Brañas, del Instituto de Geología de la UNAM, habló sobre la coevolución entre dinosaurios y angiospermas, esto es, la relación que tuvieron los dos grupos cuando ambos compartieron la Tierra.

“La herbivoría es una de las relaciones alimenticias más importantes. Tenemos a los dinosaurios que cambiaron la estructura y la composición de las comunidades de plantas en eventos como la dispersión de las semillas, pero a la vez las plantas van a desarrollar una serie de mecanismos de defensa que van a estar influenciando a los dinosaurios”.

Mientras los dinosaurios herbívoros fueron desarrollando, con el paso de generaciones, modificaciones anatómicas que les permitía obtener, masticar y digerir el alimento, las plantas desarrollaron mecanismos de defensa, como estructuras duras de sílice o de dispersión, para que sus semillas fueran llevadas a otros lugares. “Los dientes de los dinosaurios son extremadamente diversos y podían desarrollar enormes baterías dentales de hasta 500 dientes”.

Los dinosaurios aparecieron en el Triásico superior, hace 230 millones de años, y fueron dominantes en el Mesozoico Tardío, poco después del surgimiento de las plantas con flor.

Los dos grupos más representantes de dinosaurios herbívoros son los sauropodomorfos y los ornitópodos; los primeros tenían cuellos y colas largas, y de punta a punta medían 30 metros, por lo que fueron los organismos más grandes que han habitado el planeta.

Los ornitópodos, entre los que se encuentran los llamados “Pico de pato”, podían llegar a medir hasta 15 metros de largo. “Los saurópodos tenían unas masas corporales de alrededor de 1000 kilogramos y se ha estimado que tenían un consumo por día de 200 kilogramos, cada individuo”.

La herejía de los dinosaurios

En 1986, el paleontólogo estadounidense Robert Bakker publicó un libro titulado “Las herejías de los dinosaurios”, donde planteó una serie de propuestas con las que contradice teorías tradicionales sobre estos gigantes. Serrano Brañas detalló las propuestas.

“Bakker menciona que durante el Jurásico Tardío, la flora estaba compuesta principalmente por gimnospermas (plantas con semillas como los pinos), y la fauna por saurópodos, que podían levantarse hasta 14 metros. Por estos grandes tamaños, rara vez se alimentaban al nivel del suelo. Cuando viene la transición Jurásico-Cretácico, ocurren extinciones de saurópodos que son reemplazados por ornitópodos y dinosaurios acorazados”.

Explicó que estos últimos eran de tamaños más pequeños, por lo que las plantas comenzaron a ser comidas a alturas de 3 o 4 metros. Antes, si las semillas caían al suelo, tenían tiempo para crecer hasta los 14 metros porque nadie las comía, pero esto dejó de suceder con los dinosaurios pequeños. Así, las plantas de vida corta (plantas con flor) tuvieron ventaja en tanto que respondieron de forma más sencilla a la perturbación que las gimnospermas, favoreciendo su radiación y posterior dominancia ecológica.

Sin embargo, las evidencias de pólenes, de plantas con flor y de dinosaurios, no coinciden en tiempo ni en espacio como para poder asegurar que la teoría de Bakker es cierta. Para cuando los saurópodos dominaban y las plantas con flor surgieron, la flora dominante seguía siendo de plantas sin flor, por lo que los dinosaurios se continuaban alimentando preferentemente de estas. “Las angiospermas son un grupo subdominante durante el Cretácico Temprano”.

Además, en espacio no coincidieron. Se tiene registro de hace 140 millones de años de polen de plantas con flor en el actual Israel y Marruecos, que corresponde al antiguo súper continente llamado Gondwana (ahora Sudamérica, África, Australia, Antártica, Madagascar e Indostán). Es hasta hace unos 130 millones de años, cuando las angiospermas comenzaron a tener una distribución global.

Lo que Bakker menciona en su teoría, sobre la transición de la fauna de saurópodos a ornitópodos, sí sucede en el súper continente Laurasia (Actual Norteamérica, Europa y Asia) pero no en Gondwana, donde aparecieron las angiospermas. “Ninguno de los principales eventos de herbivoría en dinosaurios está coincidiendo ni en tiempo ni en espacio con la aparición de las angiospermas. Cuando nos metemos de forma detallada al registro fósil, no está sucediendo”.

Lo que sí es un hecho es que los dinosaurios contribuyeron a la segunda radiación de las plantas con flor, en el Cretácico Tardío. Evidencias como huellas, restos estomacales y excremento, han servido para que los paleontólogos observen que, efectivamente, los dinosaurios comieron plantas con flor y distribuyeron sus semillas y polen, promoviendo que conquistaran todo el planeta.

“Las interacciones eran más estrechas durante el Cretácico Tardío y vemos esta radiación en angiospermas, que se ve reflejada en la gran radiación también de dinosaurios herbívoros que aparecieron en la última parte de la era Mesozoica, hace 80 millones de años, principalmente los hadrosáuridos y los ceratópsidos”.