Italia.
Volcán Mount Melbourne, Antártida a unos 40 km de la estación italiana Mario Zucchelli. Los investigadores de la XXXVIII Expedición Italiana a la Antártida están estudiando cuevas de hielo para monitorear la actividad volcánica y buscar microorganismos adaptados a vivir en este ambiente extremo.
Un viaje en helicóptero de veinte minutos sobre gigantescos glaciares nos lleva a la cima del Monte Melbourne, el volcán activo de 2.700 metros de altura que domina el panorama en el área de la estación Mario Zucchelli. Los conos de nieve se alinean en la caldera, lo que indica la presencia de cuevas de hielo.
Entramos acompañados de un guía de montaña y de los investigadores que participan en la XXXVIII expedición del programa nacional de investigación en la Antártida coordinado por el CNR y ENEA. Un túnel estrecho, luego un primer ensanchamiento.
“Aquí acabamos de colocar un sensor sísmico con digitalizador integrado que nos permite registrar los movimientos del volcán. Esta herramienta puede indicar el estado actual del volcán y posibles evoluciones del volcán, movimientos de masas de magma o manantiales hidrotermales”, dijo Graziano Larocca INGV prog. Hielo Volc.
A su alrededor, la luz del faro revela un mundo de fascinantes formaciones de hielo. “Hemos llegado al final del túnel. Sobre nosotros por lo menos 5 metros de hielo y aquí enfrente hay un cuarto de 7 metros de alto y 30″ de largo”, detalló Graziano Larocca INGV prog. Hielovolc.
Gaetano Juez INGV prog. Imitar, comentó: “Estamos con temperaturas máximas alrededor de 20 bajo cero afuera, cubierta de nieve y hielo, fumarolas que llegan incluso a los 30-40 y más grados y por lo tanto estos vapores forman este ambiente estable a 0 grados. Es una especie de chimenea tirada en la ladera del volcán donde hay fumarolas”.
Investigadores del Ingv, la Universidad de Catania y el Cnr llevan años estudiando estas cavidades en los proyectos IceVolc y Mimic. Extraen gas, recogen muestras y buscan rastros de vida en este oscuro y aislado lugar para allanar el camino a búsquedas similares en otros planetas.
“Aquí tenemos cualquier análogo de actividad volcánica por lo que también podríamos estar bajo el hielo de Europa o Encélado donde hay actividad termal o volcánica y se puede sustentar vida basada en reacciones químicas. Vemos aquí qué tipo de vida se puede encontrar y ya podemos hacer un pequeño escenario de lo que podemos encontrar en otro planeta”, concluyó Mikhail Iakimov CNR-ISP.
Por: RAI.
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