México
En el Día de Muertos los mexicanos rinden homenaje a todos aquellos seres queridos que ya no están aquí; pero más allá de esto, con el paso del tiempo la festividad se va haciendo más sustentable, conectándose con el respeto al medioambiente.
Esto puede apreciarse de diversas formas, como el hecho de reutilizar para no generar desechos, preparar los icónicos altares con productos perecederos o reciclando el colorido papel picado que sirve de adorno para convertirlo en envolturas de regalos o papel para los trabajos escolares.
La icónica flor de cempasúchil, más allá de su carácter simbólico, puede ser usada como abono orgánico, según la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).
Según información de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), esta flor originaria del centro de México era deshojada por los mexicas cada solsticio de invierno para marcar en el suelo un camino espiritual que pudieran seguir las almas de sus añorados difuntos, quienes durante este día regresan por unas horas al mundo terrenal.
Por su color amarillo, esta civilización prehispánica consideraba que los pétalos del cempasúchil resguardaban el calor del sol.
El subdirector de comercialización de la Secretaría de Turismo del estado de Hidalgo, Edgar Sosa, contó a Efe que cada municipio del estado en el que habitan comunidades indígenas utiliza los restos de las flores como composta.
A esto hay que agregar que los alimentos ofrecidos a los muertos son comidos luego de haber servido como ofrenda. De este modo, no se desperdicia comida.
En el caso del pan, es molido y usado para enriquecer los ponches de fruta que los mexicanos acostumbran a tomar estos días.
Sosa agregó que los pueblos «tienen cocinas sustentables para dar un uso adecuado de los combustibles».
Por su parte, la directora de Turismo del municipio Tianguistengo, en el estado de Higaldo, Alejandra Rodríguez, dijo a Efe que la región se caracteriza porque sus altares dan uso sustentable a sus viandas y flores, pues al final de esta festividad son compradas por los pobladores o turistas.
El beneficio económico se destina a escuelas para tener proyectos sociales, educativos y ambientales.
En este estado, cuando las flores de cempasúchil se secan, sus semillas son usadas en la época de siembra para obtener nuevas generaciones de flores para el 2 de noviembre del año siguiente.
También se seleccionan las mejores semillas del maíz que se utilizó para guarnecer las ofrendas y son cultivadas para que no se desperdicie nada, aseguró Rodríguez.
Otro caso que hermana la sustentabilidad con el Día de Muertos sucede en el estado de Morelos, donde la población indígena de Ocotepec sustituye este año el unicel por más de 3.500 recipientes de barro durante la festividad.
La coordinadora de difusión cultural del estado de Morelos, Karla Jaramillo, aseguró a Efe que la iniciativa es positiva y que deben reforzarse este tipo de propuestas para «cada año consumir menos unicel».
Pese a estos ejemplos respetuosos con el planeta, cabe saber que los esfuerzos deben fortalecerse para reducir el impacto que deja esta ineludible festividad.
El pasado año, la Secretaría de Servicios Públicos Municipales de Querétaro reportó que se recolectaron más de 276 toneladas de residuos sólidos generados en los diferentes panteones de la ciudad.
La decoración de las tumbas y las visitas de miles de turistas durante estos días llevan a producir tales cantidades de residuos, principalmente restos orgánicos, cartón y envases de plástico.
La festividad continúa año a año presente en la vida de millones de mexicanos, una población que, a paso lento, se hace consciente de que dentro de sus tradiciones también puede existir el cuidado al medioambiente.
por: EFE
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