Madrid.

Espectacular competencia este año en los aspirantes al Premio Goya 2023 -el mayor galardón cinematográfico en España-, en la categoría de «mejor película de animación», con cinco propuestas que coinciden solo en su altísima calidad y en la diversidad y el compromiso de sus temas, todos ellos con mensaje, y solo dos de ellas inequívocamente para niños.

En este rango destaca «El inspector Sun y la maldición de la viuda negra«, de Julio Soto, que propone una vuelta de tuerca a los temas infantiles, ya que su argumento es el de una novela negra, del estilo de las de Agatha Christie o Raymond Chandler, que traspasa a un mundo de insectos que corre paralelo al de los humanos.

Además de una técnica que ha avanzado mucho desde la anterior cinta del madrileño («Deep», 2017), «Inspector Sun y la maldición de la viuda negra» contiene un montón de mensajes en valores que le han valido a la película el distintivo de «especialmente recomendada para la infancia».

El principal, explica su director, es «que no importa lo pequeño o insignificante que seas, o que creas que eres, y no solo hablo de insectos, sino en general, al final tienes en tus manos la posibilidad de resolver las situaciones más decisivas».

La película, ambientada en los años 30 a bordo de un avión de lujo que viaja de Shanghái a San Francisco, «es una parodia de todos los arquetipos del cine negro», donde no falta la ‘femme fatal’.

Soto, lector desde niño de «novelas donde había sospechosos y había que encontrar al culpable», se dio cuenta de que el ‘noir’ no había sido tratado nunca en el ámbito infantil y pensó que debía recuperarlo porque «tiene potencial enorme, hasta para hacer series», considera.

Entiende que su público es mayor de 5 años: «Hay muchos personajes, hay trama, se habla mucho y para los más pequeños es complicado».

Un asesinato, una polizona, millonarios arruinados, viudas negras, contrabandistas y miles de hormigas se dan cita en este universo donde las arañas están al mando.

«No hay ningún niño que quede indiferente a las arañas, por atracción o repulsión. Ellas son la punta de la pirámide trófica, gracias a ellas el mundo está libre de plagas, se comen todo: moscas, avispas, mosquitos… Quería quitarles el estigma y devolverles el protagonismo», apunta Soto.

El Inspector Sun está basado en un personaje de los años 30 en EEUU, Charlie Chan, el primer actor asiático que hizo un papel importante, explica Soto, y es también «un poco Hércules Poirot». Janey, una pequeña araña saltarina huérfana que se cuela en la cabina de Sun, es «su contrapunto humorístico», mientras la viuda, que es «elegante, fina y educada», siempre le está pegando cortes a Sun.

«Hay mucho trabajo detrás para evitar que esos estereotipos ofendan a nadie, tenemos una mujer fatal que no vive situaciones machistas, y la ayudante es una niña. No hay una fórmula, pero intentamos dejarlo todo muy niveladito», confiesa Soto.

Y advierte de que aquí, «las hormigas no son ciudadanos de tercera clase, ni esclavas, ni portadoras, sino las que llevan el cotarro. Y hay un rico que come mierda…-se ríe-. El que quiera, encontrará un mensaje político, sobre todo, anticlasista. Lo encontrará crítico, se ofenderá o no, o se reirá, porque la intención es divertida», afirma.

La cinta compite este año con tres películas enfocadas al público adulto, «Black is Beltza II: Ainoha», de Hugo Castro y Jone Unanuea; la coproducción hispanoportuguesa «Los demonios de barro», de Nuno Beato, y la pacifista «Unicorn War», del gallego Alberto Váquez.

Todos ellos se enfrentan al regreso de Tadeo Jones, de Enrique Gato, que cada vez que compite en los Goya con este personaje, ha ganado. Fue así con su presentación en el corto «Tadeo Jones» (2004); en 2008 con la primera entrega en largometraje, «Tadeo Jones y el sótano maldito», y en 2012 con «Las aventuras de Tadeo Jones».

Ahora llega -precedido de un ‘taquillazo’ de 30 millones de euros de recaudación-, diez años después, «Tadeo Jones 3: La tabla esmeralda».

«Es una locura lo que ha pasado este año con la animación en los Goya; nos pasamos dos o tres años casi sin representación, y de repente hay cinco o seis a considerar, es una locura, pero una locura maravillosa porque eso significa que la industria está funcionando y España es un referente mundial», opina Soto.

El ganador se conocerá en Sevilla, el día 11 de febrero de 2023 en la gala de los Goya.