Beelitz, Alemania.

Otrora un mar de verdor, miles de abetos con copas marrones y troncos carbonizados de un bosque en el este de Alemania, recuerdan uno de los incendios forestales más feroces que ha sufrido la región en años.

Alemania registró en 2022 su peor ola de incendios forestales. Los expertos creen que tales fenómenos se intensificarán los próximos años debido al cambio climático.

Silvicultores corren ahora para hacer que los bosques sean más resilientes, incluso con una transformación completa de los bosques de Alemania, conocida por sus hectáreas de verdor.

Si lo logran, los bosques alemanes en el futuro no estarán poblados principalmente por miles de abetos, sino por una mezcla de especies como robles, álamos y tilos.

Caminando entre los restos de los bosques secos cerca del pueblo de Beelitz, el silvicultor Martin Schmitt arranca la corteza tiznada de un árbol y dice: «Puedes ver claramente los troncos carbonizados que se han quemado por fuera. Si miramos arriba, ya podemos ver muchas coronas color marrón».

«Muchos, muchos árboles están muertos, como podemos ver (…) Y estos árboles no se van a recuperar», se lamenta.

Tarea generacional

En junio y julio, los incendios que consumieron 200 hectáreas de bosques en Brandenburgo llegaron cerca de Beelitz.

A lo largo de todo el estado de Brandenburgo, donde se sitúa Beelitz, cerca de 1.411 hectáreas se vieron afectadas este año, más del triple que el promedio anual de los últimos 10 años.

Además de la recurrente sequía, la composición de monocultivo de los bosques los hace más vulnerables.

Para los expertos, diversificar la población arbórea es urgente.

«La transformación de los bosques es la tarea central de mi generación de silvicultores», afirma Schmitt.

La parte con árboles quemados será dejada de lado de momento para determinar cuáles árboles se pueden recuperar. Con el tiempo, el objetivo es que árboles de hoja caduca llenen el espacio ocupado por los abetos que no se regeneran.

Un bosque diverso suele ser más resistente a las consecuencias del cambio climático, como la sequía o las plagas, según el silvicultor.

Los árboles de hoja caduca liberan agua al aire en un proceso que llaman transpiración, y como resultado, «el bosque es mucho, mucho más fresco y por lo tanto el riesgo de incendio es mucho más bajo que en un bosque de solo pinos», explica Schmitt.

Oportunidad

Desde la posguerra, Alemania utiliza abetos y pinos para repoblar zonas taladas durante la Segunda Guerra Mundial. Los coníferos resultaron ser comercialmente valiosos para el gigante manufacturero que buscaba levantar su economía.

Pero al calentarse el clima, estos árboles con raíces poco profundas quedan con poca agua y, en consecuencia, no pueden producir la resina que los resguarda de las plagas.

En los últimos años, el declive masivo de bosques en sitios icónicos como la región de los montes Harz, donde Goethe compuso odas a la naturaleza, traumatizaron a los alemanes. Esto porque ven estas zonas verdes como parte del alma nacional.

Ante ello, el ministerio de Agricultura destinó más de 1.000 millones de euros (monto parecido en dólares) a revivir los bosques del país.

El estado de Brandenburgo, con grandes extensiones boscosas, comenzó en los años 1990 a alejarse del monocultivo de bosques, pero podría tardar décadas en concluir el proceso.

Pero el reciente incremento en la frecuencia de incendios forestales podría acelerar el proceso.

Schmitt señala un lugar donde en 2018 se quemó un bosque de abetos.

«Tres años después tenemos árboles allí, algunos con más de seis metros de altura», comenta sobre los robles y álamos que crecieron de forma natural.

«Este es un bosque natural que brotó en mayo de 2019. En abril de 2019 todavía era marrón, un desierto total sin una hoja verde a la vista», recuerda.

Para Ingolf Basmer, funcionario del departamento forestal de Brandenburgo, es el momento indicado para avanzar en la transformación del bosque.

«Realmente tenemos que empezar a forzar un poco las cosas, para no perder el tiempo que no tenemos», insiste Basmer.