París.

Maestros contra discípulos. La rivalidad, y también la admiración, entre artistas y su importancia en la creación es el tema de la nueva exposición que inaugura el Museo de Historia del Arte de Viena.

¿Quién es mejor? Esa pregunta, y el esfuerzo de los artistas de contestar a su favor, ha sido el origen de algunas de las mejores obras de arte de la Historia, según plantea “Ídolos y rivales”, una muestra compuesta por 120 obras, desde la Grecia clásica hasta el siglo XIX.

Que la competencia entre artistas era un “hecho habitual”; hace 2.500 años queda ilustrado en la decoración del Templo de Artemisa en Éfeso (hoy Turquía), para la que fueron convocados famosos escultores. Fidias, Policleto o Kresilas crearon estatuas de amazonas heridas cuya calidad era sometida al criterio de un jurado, del que ellos mismos eran parte.

La exposición va presentando diferentes ejemplos de duelos artísticos, como el encargo a Leonardo da Vinci y Miguel Ángel de que recrearan cada uno una famosa batalla para decorar una sala del Palazzo Vecchio de Florencia, una tarea que ninguno pudo terminar.

El propio Miguel Ángel fue no solo un modelo a seguir por sus contemporáneos, sino también en un genio a batir para aquellos que, como Rubens, trataron de medirse con él para ascender al olimpo del arte.

Las obras expuestas en Viena hasta el próximo enero provienen, entre otros, del Louvre de París, la Galería Uffizi de Florencia o el Rijksmuseum de Ámsterdam.