Cerdanyola del Vallès, España.

Un equipo de investigación con participación de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) determinó por primera vez la eficiencia de los sedimentos deltaicos para almacenar carbono orgánico continental durante centenares de miles de años.

El estudio, publicado en Nature Geoscience, fue liderado por investigadores de la Universidad de Calgary (Canadá) y el Instituto Français de Recherche pour la Exploitation de la Mer (Francia) con la participación del profesor lector del Departamento de Geología de la UAB Miquel Poyatos.

Las plantas terrestres utilizan el dióxido de carbono (CO2) atmosférico y lo transforman en carbono orgánico para su crecimiento.

A partir de ahí, una vez que las plantas y los seres vivos que las consumen mueren, la mayor parte del carbono orgánico es devuelto a la atmósfera, pero una pequeña parte es transportada por ríos hasta el océano, donde se acumula en sedimentos marinos.

El almacenamiento de este carbono orgánico de origen continental en sedimentos marinos puede reducir los niveles de CO2 atmosférico de la Tierra y, por tanto, regular su ciclo climático durante períodos de tiempo de escala geológica, intervalos de tiempo generalmente de más de cien mil años.

El mayor lugar de acumulación de carbono orgánico en los océanos actuales se encuentra en las zonas deltaicas. Varias de estas zonas están compuestas por grandes acumulaciones de sedimentos.

Sedimientos deltaicos

El análisis de sedimentos deltaicos modernos sólo proporciona información de un instante de corta duración, en términos geológicos, de las características temporales y espaciales de estos ambientes sedimentarios complejos. Esto  complica el cálculo de su eficiencia para enterrar carbono orgánico a largo plazo.

En el estudio publicado ahora, los investigadores determinaron el volumen de carbono orgánico que se almacenó en una sucesión sedimentaria deltaica. Esta se acumuló en el Cretáceo Superior, hace 75 millones de años, en la cuenca de Magallanes, en el sur de Chile.

Para calcular las tasas de entierro de carbono a escala geológica, los investigadores reconstruyeron las dimensiones del delta y cuantificaron el contenido orgánico de las muestras de roca. De esta forma combinaron la información con la datación de las rocas, realizada por ellos mismos en trabajos previos.

Los resultados muestran que hasta casi 100 megatoneladas de carbono orgánico de origen continental se almacenaron en estos sedimentos durante un período de tiempo aproximado de entre cien mil y novecientos mil años, a una tasa de entierro anual de 2 a 16 toneladas por kilómetro cuadrado al año.

Estos valores tienen un orden de magnitud similar a las tasas de entierro de carbono orgánico en deltas modernos, como el del río Amazonas.

«En este estudio demostramos que las zonas deltaicas han sido, son y probablemente serán grandes almacenes naturales de carbono orgánico continental de nuestro planeta y, por tanto, importantes reguladores climáticos, a lo largo de períodos de tiempo geológicos”, ha explicado Miguel Poyatos.

“Los gobiernos y las instituciones de países con deltas en su territorio tienen la necesidad de protegerlos, mantenerlos y restaurarlos, especialmente en el contexto actual de cambio climático, aumento del nivel del mar y pérdida de sedimento debido a los embalses», concluye el investigador de la UAB.