El Marte primitivo pudo haber proporcionado en el subsuelo un entorno favorable para la vida microbiana que se alimenta de hidrógeno y produce metano, señala un estudio basado en modelos que publica Nature Astronomy.
La investigación encabezada por Boris Sauterey de la Universidad de Arizona se remonta al periodo noáquico, hace más 3.700 millones de años.
Evaluación probabilística de la habitabilidad de Marte
Hasta ahora, las pruebas sugieren que el planeta rojo albergó –al menos durante parte de su historia– condiciones potencialmente favorables para el desarrollo de la vida, sin embargo, la ciencia ha tratado de establecer en pocas ocasiones cuantitativamente la probabilidad de tal escenario.
El equipo presenta una evaluación probabilística de la habitabilidad de Marte para los metanógenos basados en el H2 y cuantifica su retroalimentación biológica sobre la atmósfera y el clima de Marte.
El resultado es que la habitabilidad subsuperficial era «muy probable», y estaba limitada principalmente por la extensión de la cobertura de hielo en la superficie.
Corteza marciana era un lugar viable para este ecosistema
El equipo modeló la interacción entre el entorno primitivo de Marte y un ecosistema de hidrogenotrofos metanogénicos (microorganismos que sobreviven consumiendo hidrógeno y produciendo metano), los cuales se consideran entre las primeras formas de vida en la Tierra.
En Marte, el regolito poroso saturado de salmuera habría creado un espacio físico protegido de la radiación ultravioleta y cósmica y proporcionado un disolvente, indican los autores en el estudio.
Además, la temperatura bajo el suelo y la difusión de una atmósfera densa y reducida podrían haber sustentado organismos microbianos simples que consumían H2 y CO2 como fuentes de energía y carbono y producían metano como residuo.
Las simulaciones de los autores predicen que la corteza marciana era un lugar viable para este ecosistema, siempre y cuando la superficie no estuviera totalmente cubierta de hielo.
Enfriamiento global del planeta
En ese caso la producción de biomasa prevista podría haber sido comparable a la del océano primitivo de la Tierra y haber tenido un efecto de enfriamiento global en el clima primitivo de Marte, poniendo fin a las posibles condiciones cálidas iniciales, comprometiendo la habitabilidad de la superficie y forzando a la biosfera a adentrarse en la corteza marciana.
En otras palabras, aunque la antigua vida marciana podría haber prosperado inicialmente, su retroalimentación química a la atmósfera habría desencadenado un enfriamiento global del planeta, que en última instancia haría inhabitable su superficie y llevaría a la vida cada vez más al subsuelo, y posiblemente a la extinción, según el comunicado de la Universidad de Arizona.
«Según nuestros resultados, la atmósfera de Marte habría cambiado completamente por la actividad biológica muy rápidamente, en unas decenas o cientos de miles de años», dijo Sauterey. «Al eliminar el hidrógeno de la atmósfera, los microbios habrían enfriado drásticamente el clima del planeta», agregó.
Cambio climático impulsado por la vida marciana
La superficie del Marte primitivo se habría vuelto pronto glacial como consecuencia de la actividad biológica. En otras palabras, el cambio climático impulsado por la vida marciana podría haber contribuido a hacer inhabitable la superficie del planeta muy pronto.
«El problema al que se habrían enfrentado entonces estos microbios es que la atmósfera de Marte básicamente desapareció, se diluyó por completo, por lo que su fuente de energía se habría desvanecido y habrían tenido que encontrar una fuente de energía alternativa», dijo Sauterey.
«Además, la temperatura habría bajado considerablemente y habrían tenido que adentrarse mucho más en la corteza. Por el momento, es muy difícil decir cuánto tiempo habría seguido siendo habitable Marte», añadió.
Descubrir rastros de esta vida temprana
Las proyecciones espaciales de la investigación señalan que los lugares de tierras bajas en latitudes bajas y medias son buenos candidatos para descubrir rastros de esta vida temprana en la superficie o cerca de ella.
De hecho, identifican tres lugares: Hellas Planitia, Isidis Planitia y el cráter Jezero (donde en la actualidad trabajar el róver Perseverance de la NASA), como los mejores lugares para buscar signos de esta vida metanogénica temprana cerca de la superficie de Marte.
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