Iberoamérica.
La Agencia Espacial Europea (ESA) lanzará en 2024 la misión Hera, formada por una nave espacial y dos pequeños satélites, para examinar de cerca al asteroide Dimorphos y los efectos que le haya causado la colisión de la sonda estadounidense DART.
El equipo de la misión Hera de la ESA ha felicitado a sus homólogos de la misión DART de la NASA por su histórico impacto contra el asteroide Dimorphos. A una velocidad superior a los 6 km por segundo, la nave estadounidense, del tamaño de una nevera, ha chocado con este objeto de 160 m de diámetro en la madrugada de este martes (en Europa, lunes en América). Se trata de la primera vez que la humanidad prueba el método de defensa planetaria llamado ‘impactador cinético’.
Ian Carnelli, director de la misión Hera, destaca: “Hacer contacto con un objetivo tan pequeño situado a 11 millones de kilómetros es un logro técnico impresionante en sí mismo, esta noche se ha escrito una maravillosa página de la historia del espacio, que todos hemos estado esperando durante muchos años. Hoy nuestros pensamientos están también con el difunto profesor Andrea Milani, que fue el primero en esbozar esta prueba de desviación en 2004”.
Ahora se inicia un período de observación por telescopios terrestres y espaciales para determinar si el impacto de DART ha logrado realmente lo que se pretendía, cambiando ligeramente la órbita de la pequeña ‘luna’ Dimorphos alrededor de su asteroide padre Didymos, de unos 780 m de diámetro.
Lanzamiento en 2024
“En paralelo, la ESA y nuestros socios industriales siguen trabajando en la construcción de la nave espacial Hera [denominada como la diosa griega del matrimonio], que se lanzará a finales de 2024, iniciando su propio viaje a Dimorphos para estudiar de cerca al asteroide tras el impacto”, apunta Carnelli.
La nave europea reunirá “información clave, como el tamaño del cráter que ha producido DART, la masa de Dimorphos, así como su composición y estructura interna –añade–, datos que ayudarán a convertir el experimento de desviación de DART en una técnica bien entendida y repetible que algún día podría llevarse a cabo de forma real”.
Equipo internacional con la NASA y la ESA
Las misiones DART de la NASA y Hera de la ESA cuentan con el apoyo de científicos de varios países a través de una colaboración internacional denominada AIDA (Evaluación del Impacto y Desviación de Asteroides), un ejemplo de que la defensa planetaria no conoce fronteras.
De hecho, las dos misiones fueron concebidas conjuntamente durante los primeros años del siglo XXI, cuando la preocupación por el potencial destructivo de los asteroides que pudieran llegar a la Tierra llevó a la creación de los primeros sistemas automatizados de seguimiento, que dieron lugar al Centro de Coordinación de Objetos Cercanos a la Tierra de la ESA (NEO-CC), y al sistema Sentry de la NASA.
Pero enseguida los científicos espaciales que trabajaban en estos sistemas se dieron cuenta de que no bastaba con identificar la amenaza de los asteroides, sino que también debían idear una forma de afrontarla.
Carnelli recuerda: “El matemático y astrónomo Andrea Milani de la Universidad de Pisa –un pionero de la defensa planetaria que tristemente falleció en 2018– tuvo la idea de una misión con dos naves que llamó Don Quijote: una nave espacial impactaría contra un asteroide y la otra observaría y mediría el grado de desviación.”
El concepto se internacionalizó y la NASA se encargó de lo que se convertiría en DART. Por su parte, la nave Hera de la ESA seguirá a su predecesora en el espacio en 2024 y llegará a Dimorphos dos años después.
Este asteroide tiene una importancia especial por ser el primer cuerpo del sistema solar cuya superficie y órbita han sido (previsiblemente) modificadas por la intervención humana de forma medible. Su nombre procede del griego y significa “con dos formas».
La nave Hera va tomando forma
El módulo de carga útil de Hera está tomando forma en las instalaciones de la compañía OHB, en Alemania, mientras que su módulo de propulsión se está ultimando en las de Avio en Italia.
Otras empresas e instituciones de 17 países europeos también están contribuyendo a la misión, como GMV desde España, que está desarrollando el sistema automatizado de guiado, navegación y control que permitirá a la sonda navegar con seguridad por este sistema de doble asteroide, de forma parecida a como lo haría un coche autónomo.
La nave Hera, del tamaño de una mesa de escritorio, está repleto de instrumentos, como su asteroid framing camera apoyada por detectores térmicos y espectrales, o su altímetro láser para cartografiar la superficie del asteroide.
Los pequeños satélites Juventas y Milani
Junto a Hera, viajarán dos pequeños satélites: un par de CubeSats del tamaño de una caja de zapatos, que también se moverán en el entorno de Dimorphos. Uno, el satélite Juventas, realizará el primer sondeo por radar de un asteroide, al tiempo que llevará un gravímetro y un acelerómetro para medir la bajísima gravedad del objeto.
El otro CubeSat, Milani –que lleva el nombre del ideólogo e inventor de AIDA– tomará imágenes espectrales en el infrarrojo cercano y muestras del polvo del asteroide.
Los dos CubeSats estarán en contacto entre sí y con su nave nodriza Hera a través de un novedoso sistema de enlace entre satélites, para adquirir experiencia en la supervisión de múltiples naves espaciales en condiciones de casi ingravidez, antes de finalmente posarse en Dimorphos.
Ian concluye: “Gracias a DART, hemos echado un vistazo a nuestro destino. Ahora estamos deseando volver y explorarlo en profundidad, para descubrir cómo el impacto lo ha cambiado y, en el proceso, ayudar a hacer de la Tierra un lugar más seguro”.
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