Casi la mitad de las muertes provocadas por el cáncer en el mundo se deben a factores de riesgo relacionados con el consumo de tabaco y alcohol y con los malos hábitos alimenticios, según concluye un estudio liderado por la Universidad de Washington.

El equipo revisó los datos del estudio de carga global de enfermedades, lesiones y factores de riesgo (GBD, por sus siglas en inglés) y analizó el impacto que tienen 34 factores de riesgo sobre la salud y la mortalidad provocada por 23 tipos de cáncer, los cuales fueron responsables de 4,45 millones de muertes en todo el mundo en 2019, el 44,4 % de la cifra total.

Un alto índice de masa corporal, el tabaquismo y el consumo de alcohol figuran entre los principales factores de riego para ambos sexos, aunque afectan más a los hombres debido a factores ambientales, ocupacionales y de comportamiento, destaca este trabajo, cuyos resultados se publican en la revista The Lancet.

Un importante desafío para la salud pública

El 50,6 % de todas las muertes por cáncer en hombres en 2019 se debieron a los factores de riesgo estudiados, frente al 36,3 % de las mujeres. Asimismo, el número global de muertes por cánceres relacionados con factores de riesgo aumentó un 20,4 % entre 2010 y 2019 y difirió considerablemente según el nivel del desarrollo de cada país.

“Este estudio muestra que el cáncer sigue siendo un importante desafío para la salud pública y que está creciendo en magnitud en todo el mundo. Fumar sigue siendo el factor de riesgo principal para el cáncer la nivel global”, subraya el coautor de la investigación, Christopher Murray, director del Instituto de Métricas y Evaluación de Salud de la Universidad de Washington.

El experto asegura que sus conclusiones “pueden ayudar a los legisladores e investigadores a identificar factores de riesgo clave sobre los que dirigir sus esfuerzos para reducir la mortalidad y mejorar la salud de pacientes a escala global, nacional y regional”.

Los números detrás del cáncer

Murray recuerda que el 36,9 % de todas las muertes atribuibles a factores de riesgo a nivel global, tanto en hombres como en mujeres, estuvo causado por el cáncer de pulmón, de tráquea y de bronquios, relacionados todos ellos con el tabaquismo.

Les siguen para los varones el cáncer de colon (13,3 %), de esófago (9,7 %) y de estómago (6,6%), mientras que en mujeres sobresalen el cáncer de cuello uterino (17, 9 %), de colon y recto (15,8 %) y el de mama (11 %).

El estudio también detectó que, en 2019, el 25,4 % de todas las muertes por cáncer y el 26,5 % de todas las muertes por cáncer atribuible a factores de riesgo se dieron “de manera desproporcionada” en países de alto índice sociodemográfico, a pesar de que éstos solo representan el 13,1 % de la población global.

En este sentido, las cinco regiones con las tasas de mortalidad por factores de riesgo más altas fueron Europa central, con 82 muertes por cada 100.000 habitantes, Asia oriental (69,8/100.000), Norteamérica (66/100.000), sur de Latinoamérica (64,2/100.000) y Europa occidental (63,8/100.000).

Envejecimiento de la población, riesgo metabólico y datos

Según señala Rafael Marcos Gragera, médico epidemiólogo del Instituto Catalán de Oncología (ICO), al SMC España, “los resultados de este estudio coinciden con otros realizados en diferentes áreas geográficas (Francia, Reino Unido, Australia y EE UU) en los que la proporción de las muertes por cáncer debido a factores de riesgo modificables sería aproximadamente del 40%.

Este investigador, que no ha participado en el trabajo, añade que “como resultado importante destaca la desigualdad geográfica en la reducción del impacto de los factores de riesgo en los años de vida perdidos por discapacidad”.

Marcos Gragera destaca que el estudio indica que “el envejecimiento de la población tiene un peso importante en la carga de la enfermedad debida a los factores de riesgo modificables. Por otro lado, el aumento de la carga de cáncer atribuible al riesgo metabólico, especialmente en países de rentas bajas, podría ser el resultado de que estos países están experimentando una transición epidemiológica en la que las mejoras en el estado de desarrollo del país están relacionadas con el aumento de los niveles de obesidad”.

“Uno de los resultados más importantes de este estudio es que, para poder evaluar el impacto de las medidas de control de cáncer, ya sea prevención primaria o secundaria, así como para poder evaluar los progresos en la atención oncológica —nuevos tratamientos—, necesitamos datos de calidad tanto de la incidencia como de la mortalidad, sobre todo, en aquellos países en donde no se disponen de sistemas de información consolidados”, subraya.