Francia.
Respaldados por refuerzos europeos, los bomberos en Francia continúan este viernes combatiendo incendios forestales en distintos puntos del país, reavivados por una nueva ola de calor.
Los cerca de 1 mil 100 bomberos franceses desplegados recibieron el jueves la ayuda de 361 efectivos procedentes de países europeos vecinos, como Alemania, Polonia, Austria y Rumanía, junto con varios aviones cisterna de la Unión Europea.
Varios focos de incendio se mantenían vivos este viernes en el territorio francés, incluidas zonas prealpinas, al borde del mar en el suroeste, en el centro montañoso.
En la Gironda (suroeste) las llamas quemaron desde el martes 7 mil 400 hectáreas, y diez mil personas han sido evacuadas, algunas por segunda vez en lo que va del verano.
Ronan Léaustic, subprefecto de Arcachon, un turístico balneario a 50 kilómetros de Burdeos, indicó que el incendio fue contenido en gran medida, pero las condiciones meteorológicas empujan a «extremar la vigilancia».
«El día de hoy puede ser complicado, ya que las temperaturas siguen subiendo», dijo Léaustic.
En total se han quemado más de 40 mil hectáreas este año en Francia, según las autoridades, mientras que las mediciones vía satélite arrojan la cifra de hasta 50 mil hectáreas.
En cualquier caso, las cifras multiplican la media anual de los 15 años precedentes, como en España. El fuerte calor estival afecta también a Alemania y Portugal.
Incluso en el departamento de Jura, cerca de la frontera con Suiza, donde el clima suele ser más moderado, dos incendios han devorado desde el martes más de 600 hectáreas de bosque.
Hacia las 05H00 del viernes los termómetros marcaban más de 25 °C en el suroeste del país, y durante la jornada las temperaturas alcanzarán los 40 °C, según el servicio nacional de meteorología.
El umbral de 40 °C sólo se superó una vez en los años 60 y otra en los 70 en Francia. Ahora parece convertirse en algo frecuente en verano en algunos lugares del país
Incluso en la capital, París, el calor es sofocante. Caroline Dubois, una jubilada de 72 años, deja todo el día las ventanas de su apartamento abiertas «para crear una corriente de aire».
Stéphanie Ryan, de 36 años, intenta refrescarse poniendo toallas mojadas sobre su ventilador. «Es eficaz», afirma.
El país se ha visto también afectado este verano por una sequía histórica que ha obligado a restringir el uso del agua.
En julio, las precipitaciones fueron un 84 por ciento inferiores a las habituales durante el período 1991-2020, según la oficina de meteorología.
Los científicos consideran que la multiplicación de las olas de calor es una consecuencia directa del calentamiento del planeta.
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