Río de Janeiro, Brasil.
Nélida Piñón, ya inmortal como miembro de la Academia Brasileña de Letras y como una de las escritoras brasileñas de mayor renombre mundial, decidió dejar, a sus 85 años, un legado más concreto, con la donación de 8.000 libros de su biblioteca personal al Instituto Cervantes de Río de Janeiro.
La colección, bautizada con el nombre de Biblioteca Nélida Piñón y que incluye numerosos libros con dedicatorias de sus autores o anotaciones en las márgenes de la propietaria, así como importantes acervos de Galicia y de la Edad Media, será inaugurada este lunes por el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero.
«Quería dejar rastros. Creo que los libros tienen que ser leídos por mis sucesores en la tierra y en la vida», dijo en una entrevista la primera mujer en presidir la Academia Brasileña de Letras.
«No quería que mi biblioteca fuera deshecha o dispersada, que terminara distribuida en tiendas de libros de segunda o en diferentes colecciones o bibliotecas», agregó la novelista nacida en Río de Janeiro en 1937, descendiente de gallegos y autora de obras como «La República de los sueños» y «La dulce canción de Caetana».
La primera brasileña en recibir los principales premios de la literatura iberoamericana, como el Príncipe de Asturias (2005), el Juan Rulfo o el Menéndez Pelayo, relató que el Instituto Cervantes desde hacía algún tiempo quería rendirle homenaje con una biblioteca en alguna de sus sedes pero su condición de brasileña y de autora en lengua portuguesa lo había impedido.
«Yo no tenía la nacionalidad española y ellos tan sólo homenajean a españoles o escritores de lengua española», explicó.
Su decisión de finalmente solicitar la nacionalidad española debido al origen gallego de sus abuelos paternos y maternos y a sus históricos lazos culturales con España abrió esa posibilidad en noviembre de 2020.
Ese mismo mes el Instituto Cervantes creó una Caja de las Letras en su sede en Madrid en la que depositó una amplia colección de libros, fotografías y objetos personales donados por Piñón. Fue la primera vez que una autora en portugués recibió este homenaje.
El acercamiento permitió que Piñón escogiera al Cervantes como el gestor de la inmensa colección de libros que atesoró desde niña y que se unirán en Río de Janeiro con los de una biblioteca que el Instituto ya había creado en Sao Paulo y que llevaría su nombre.
«Son más de 8.000 libros y algunos objetos de estimación que consideré representativos para decorar, como un retrato mío al óleo pintado por la catalana Leticia Feduchi y otras imágenes que retratan momentos importantes de mi vida», afirmó. «Por eso sugiero que, los que quieran conocerme, además de acceder a mi biblioteca visiten los rastros que dejé en las paredes», agregó.
El legado donado lo componen publicaciones sobre historia de la Edad Media, literatura clásica, religión, clásicos franceses e ingleses o cultura gallega, además de la biblioteca privada heredada de la lexicógrafa Elza Tavares.
«Está constituida por libros que tengo desde mi infancia. Es una biblioteca que dice quién soy, lo que pienso y cuáles son los autores que amé y amo. Es una biblioteca que me pone al descubierto», dijo. «Es el retrato más completo de mi pensamiento, de lo que descubrí en la literatura y de lo que soy», agregó.
«Tiene todo de Brasil, desde Machado de Assis hasta el abolicionista Joaquim Nabuco pasando por los grandes autores contemporáneos, los de la década del 30 y por Raquel de Queiroz, Graciliano Ramos, Jorge Amado y hasta Gilberto Gil», afirmó.
También incluye colecciones de historiadores, sociólogos y teólogos brasileños, iberoamericanos y franceses. «Y también toda la poesía brasileña y la poesía ibérica; y los griegos, encabezados por Homero, que fue mi pasión de adolescencia», aseguró.
Sobre su importante colección de la Edad Media y la historia española destacó unos 70 volúmenes sobre el emperador Carlos V (Carlos I de España) y hasta una colección de sus banqueros.
Numerosos libros están dedicados por escritores brasileños como Clarice Lispector, Rachel de Queiroz, Carlos Drummond de Andrade y Guimarães Rosa; e internacionales, como José Saramago, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez.
Otro tesoro es la colección Galicia, «con obras sobre el arte, la poesía y la prosa gallega, y sobre la historia gallega que el propio director del Cervantes calificó como la mayor colección de Galicia fuera de España».
Pese a que sus problemas de visión ya le impiden leer, la novelista mantuvo algunos de sus libros en casa por considerarlos tesoros personales, entre los que figuran obras de Machado de Assis, Cervantes y Shakespeare, así como una copia de los originales de «La guerra del fin del mundo», que Vargas Llosa le envió antes de publicar la novela sobre el conflicto brasileño de Canudos.
Para el director del Instituto Cervantes en Río, Antonio Maura, la colección no sólo es única como una extraña entre la red de bibliotecas de la institución española.
«Se trata de libros escritos en diferentes idiomas, español, portugués, gallego, inglés o francés, entre otros, que permitirán a los lectores y estudiosos de la escritora una aproximación a su universo narrativo y a las historias que ha urdido aunando las leyendas de la tierra de sus ancestrales a las experiencias cotidianas de Río de Janeiro», dijo Maura.
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