Panamá. 

Un grupo de trabajadores pintan de blanco el techo del futuro y renovado Museo Antropológico Reina Torres de Araúz, ubicado cerca del colonial Casco Antiguo de Ciudad de Panamá, en el marco de un proyecto que pretende revivir uno de los edificios más antiguos y abandonados de la capital.

Aún lo visten las telas verdes y los andamios característicos de una obra en construcción, y los trabajadores, con sus cascos de seguridad, son los únicos que deambulan por el interior de este majestuoso edificio, que debe estar listo para el próximo año tras permanecer cerrado desde 2005.

Construido entre 1912 y 1913 bajo administración de EE.UU. -que tuvo presencia en el país durante casi todo el siglo XX-, este edificio albergó la antigua sede de la Estación del Ferrocarril Transístmico, que conecta el Pacífico y el Caribe, hasta medicados de la época de 1960, para posteriormente ser, durante la dictadura del general Omar Torrijos, el Museo del Hombre Panameño.

Unas columnas dóricas -caracterizadas por tener mayor grueso en la base y unas líneas verticales definidas- le dan forma al edificio de estilo neoclásico, particular de la arquitectura estadounidense de aquella época.

Pero posee además una peculiaridad del contexto histórico respecto a las edificaciones clásicas de su estilo: tiene dos puertas que segregaban la clase alta de la baja.

«La entrada no está en el centro para que se dividan las clases y cuentan con dos puertas cocheras», explicó a Efe el arquitecto de la dirección nacional de patrimonio cultural del Ministerio de Cultura, Javier Edwards.

Adecuado para el tránsito constante de visitantes, el museo albergará una colección de 16 mil piezas de cerámica, orfebrería, lítica y etnografía precolombina, además de un auditorio, una sala para multiusos y una azotea para explotar el ocio y la hostelería.

«Son diferentes elementos que los museos modernos tienen, así como también, por ejemplo, está el edificio de resguardo (soterrado) con un laboratorio para conservar y mantener las piezas», dijo a Efe la directora nacional de Museos de la cartera de Cultura, Anayansi Chichaco.

LA «PERSISTENCIA» DE UNA ANTRÓPOLOGA QUE LE DA NOMBRE

Fue la «persistencia» de la antropóloga y etnógrafa panameña Reina Torres de Araúz (1932-1982) la que convirtió a la antigua estación del ferrocarril en un museo en 1976, cuando abrió sus puertas.

Desde 1976 la galería fue conocida como el Museo del Hombre Panameño, hasta 1983 que se le renombra como Museo Antropológico Reina Torres de Araúz en homenaje a la considerada pionera de la antropología panameña.

Creadora de la Dirección de Patrimonio Histórico en el Instituto Nacional de Cultura (hoy Ministerio), Araúz publicó cerca de una decena de libros, uno de ellos «Arte Precolombino Panameño» (1972).

«Ella logró la recuperación de este edificio que estaba abandonado», recuerda Chichaco, quien destaca que, siendo una de las pioneras en el «rescate» del patrimonio de Panamá, «creó la primera ley que lo regula y evita (así) que muchas piezas salgan del país».

«Ese énfasis que ella hizo en lograr recuperar este y otros museos es un trabajo de muchos años que intentamos en la actualidad preservar», sostuvo Chichaco.

La actuales obras de rehabilitación comenzaron en 2020 gracias a un préstamo de 14,4 millones de dólares del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para la restauración del edificio principal, las salas de exhibiciones, un nuevo edificio de resguardo para las piezas, la urbanización del entorno y el mantenimiento.

El edificio ha sobrevivido a la cruel humedad de Panamá -que en ocasiones roza el 90 %-, a los años de abandono y a múltiples cierres.

El primero ocurrió en 1989 cuando Estados Unidos invadió Panamá para capturar al general Manuel Antonio Noriega bajo la operación «Causa Justa»; el segundo a finales de la década de 1990; y el tercero en 2005.

«El edificio está en bastante buen estado, o sea que no son dificultades propias sino de su entorno, sobre todo en la parte de infraestructura porque con las excavaciones descubrimos diferentes tipos de desagües mixtos», detalló el arquitecto Edwards.

UN «PROYECTO ANCLA» PARA CONSTRUIR UN «DISTRITO CREATIVO»

El museo pretende ser un «proyecto ancla» para desarrollar otros en la zona, cercana a la Plaza 5 de Mayo, histórico epicentro de protestas en Panamá, y la Avenida Central, la principal calle peatonal de la capital.

«La idea es que el museo rehabilite la zona, junto con el proyecto que hay detrás, que es un mercado de buhonería, van a reactivar por completo la manzana», apuntó Chichaco.

El objetivo es «crear un distrito creativo y conectarlo con otros museos de la zona», como el Afrontillano y el de Arte Contemporáneo, ubicados en la misma área.