Japón. 

Una vacuna contra el dengue desarrollada por la farmacéutica japonesa Takeda presenta resultados promisorios, sobre todo durante el primer año posterior a su aplicación.

Así lo muestra un estudio publicado en The Journal of Infectious Diseases, que da cuenta de los ensayos de fase 3 (busca evaluar seguridad y eficacia en humanos) sobre un esquema de dos dosis administradas con tres meses de diferencia.

Los autores estiman que, si la vacuna es aprobada, podrá prevenir 3 mil 023 casos de dengue sintomático y 1.285 hospitalizaciones por cada 100 mil vacunados.

Los registros de la enfermedad atraviesan picos históricos, con un récord de 5,2 millones de casos (3,1 millones en las Américas) en 2019. La Organización Mundial de la Salud (OMS), que atribuye el aumento al mayor reconocimiento de su morbilidad y a cambios en las prácticas de notificación, advierte que casi la mitad de la población mundial corre riesgo de contraerla.

Una vacuna de la empresa francesa Sanofi Pasteur (SP) fue aprobada en diciembre de 2015. Sin embargo, en 2017, la compañía informó que quienes la habían recibido corrían mayor riesgo de padecer formas graves de la enfermedad.

Indicada para personas de 9 a 16 años que viven en zonas endémicas y ya hayan estado infectadas, la vacuna había conseguido su primera licencia en México y hoy está disponible en unos 20 países.

Aunque el estudio más reciente de Takeda involucró a 20.099 niños de esa edad, la firma nipona buscará que su vacuna se indique para personas de hasta 60 años, basándose en ensayos que también incluyeron a adultos, revela en un correo electrónico a SciDev.Net Derek Wallace, líder del Programa Global de Dengue de la empresa.

La eficacia fue evaluada en Brasil, Colombia, República Dominicana, Nicaragua, Panamá, Filipinas, Sri Lanka y Tailandia, donde la enfermedad es endémica.

“Unos 27 meses después de iniciada la vacunación, la vacuna ha prevenido 72,7 por ciento de los casos de dengue sintomático; 89,2 por ciento de las hospitalizaciones y 81,2 por ciento de dengue hemorrágico”, precisa el informe financiado por la empresa japonesa.

“La eficacia acumulativa contra el dengue sintomático fue de 74,8 por ciento en los casos seropositivos [con infección previa] y de 67 por ciento en los seronegativos”, agrega.

Al segundo año se observó un declive de 56,2 por ciento, lo que podría obedecer a cambios en los serotipos dominantes, sugiere Wallace.

El dengue puede ocasionar una enfermedad aguda similar a la gripe, con fiebre elevada, dolores de cabeza y musculares, náuseas y vómitos. Ocasionalmente evoluciona hacia complicaciones graves, incluida la muerte.

La detección precoz y el acceso a atención adecuada reduce la letalidad a menos del uno por ciento.

Aunque se cree que la recuperación otorga inmunidad de por vida contra el serotipo causante, la inmunidad a otras variantes es parcial y temporal. Las infecciones posteriores aumentan el riesgo de padecer dengue grave.

En este escenario, las vacunas representan un aporte fundamental. “La de SP brinda mejor protección contra serotipos 3 y 4, mientras que la de Takeda lo hace contra serotipos 1 y 2, que han circulado predominantemente en América Latina en la última década”, detalla en otro correo electrónico Xavier Sáez-Llorens, uno de los autores del trabajo.

“Más allá de toda controversia [con SP], se sigue recomendando su aplicación en sitios con una seroprevalencia mayor al 70 por ciento”, recuerda vía WhatsApp el infectólogo Pablo Orellano, que no participó de estudio.

El investigador del Conicet (Argentina) coincide con Duane Gubler, referencia mundial en el estudio de la enfermedad, para quien, aun cuando estamos lejos de una vacuna ideal, debemos usar las herramientas disponibles para salvar vidas.

Mientras Takeda evalúa agregar una dosis de refuerzo si nuevos datos confirman la eficacia declinante, ya gestiona el lanzamiento de su vacuna en Europa, Norteamérica, América Latina y Asia.

“Hemos comenzado con presentaciones regulatorias en Argentina, Brasil, Colombia, Indonesia, Malasia, México, Singapur, Sri Lanka y Tailandia”, especifica Wallace. “Esperamos tener las primeras aprobaciones este mismo año”.

Los autores del estudio recuerdan que, aunque los resultados son alentadores, la vacuna es solo uno de los componentes en el abordaje del dengue.

El método principal de control sigue siendo la lucha contra el mosquito vector Aedes aegypti. Por otra parte, Sáez-Llorens sugiere la conveniencia de técnicas como la esterilización de los machos o la infección de mosquitos con Wolbachia, una bacteria que evita que transmitan el virus.

Esos métodos sólo han tenido éxito a escala pequeña, advierte Orellano. “La única excepción que ha demostrado eficacia en el corto plazo es la fumigación con máquinas pesadas en momentos de mucha transmisión”.

“El avance más importante”, agrega, “será cuando empiecen a utilizarse las vacunas presentes y las que están en desarrollo, complementadas con estrategias de prevención basadas en el involucramiento de la comunidad”.