Buenos Aires, Argentina.
El obelisco, ícono de Buenos Aires y también uno de los puntos más ruidosos de la décimo tercera ciudad más poblada del planeta. Ahí, el sonido supera los 75 decibeles, 10 más que lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sus habitantes no soportan el ruido de bocinas, colectivos (como llaman a los autobuses) o motos, pero están resignados.
“El ruido es una de las fuentes de contaminación más grandes para la población, pero no lo podemos evitar”, dijo una ciudadana, a lo que otro joven agregó que sin auriculares con música se vuelve imposible transitar por las calles: todas las personas se encuentran molestas todo el tiempo por el ruido.
Informes privados ubican a Buenos Aires entre las 10 ciudades más ruidosas del mundo junto con Karachi, Shanghái, Nueva York, Madrid, Tokio, Nueva Delhi y El Cairo. La capital argentina cuenta con una ley para combatir la contaminación sonora y por eso lleva adelante mediciones permanentes, pero faltan políticas para terminar con el flagelo.
El ruido de Buenos Aires es uno de los aspectos que molesta a los turistas que vienen de las provincias de Argentina, de Europa o Estados Unidos, pero los habitantes porteños están acostumbrados y la situación parece que no va a cambiar.
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