China.

Dado que ningún país ha logrado detener la pérdida de su biodiversidad hasta ahora, 2022 es –para muchos– la última gran oportunidad de lograr un acuerdo global para que todos los países tengan metas, objetivos e indicadores comunes para proteger especies, hábitats y recursos genéticos.

En septiembre de este año se llevará a cabo en Kunming, China, la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad con el objetivo de que los gobiernos adopten un nuevo Marco Mundial para la Biodiversidad post-2020 que les permita aplicar las medidas necesarias para asegurar la conservación de la vida en el planeta.

Desde 1992, cuando se creó el Convenio sobre la Biodiversidad Biológica, firmado por 196 países, se ha buscado establecer acuerdos internacionales para proteger la biodiversidad del planeta.

Uno de esos acuerdos fueron las 20 metas de Aichi, un plan estratégico para el periodo 2011-2020 que tenía como objetivo “abordar las causas subyacentes de la pérdida de diversidad biológica mediante la incorporación de la biodiversidad en todos los ámbitos gubernamentales y de la sociedad”.

Sin embargo, ningún país logró cumplir con las metas de Aichi. Según el último reporte de la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES), estamos en la peor crisis de biodiversidad en la historia de la humanidad debido a que alrededor de un millón de especies animales y plantas están amenazadas por los cambios en el uso del suelo y del mar; la explotación directa de los organismos; el cambio climático; la contaminación y las especies exóticas invasoras.

El fracaso global para proteger la biodiversidad ha forzado a los países a adoptar un plan más contundente y ambicioso que no solo establezca objetivos, metas e indicadores para todos, sino que involucre la participación de sectores de la población esenciales para la conservación biológica: pueblos indígenas, mujeres y jóvenes.