Italia.

Muchas mujeres ucranianas comprometidas y apasionadas que trabajan en el mundo de la ciencia y la cultura y que han elegido ir a universidades e institutos italianos. Su voz, las razones de una educación para compartir conocimientos y oportunidades. Cuando la palabra pasa a gobiernos y ejércitos, queda sepultada bajo las bombas, como si no pudiera ser escuchada.

“Enseñamos a nuestros estudiantes lengua, literatura, fundamentos de la historia y cultura ucraniana. También contamos con un laboratorio de traducción literaria. Pero hoy les hablaré de valores. Ucrania encarna un valor simbólico universal de la civilización europea, amenazada por la práctica desnuda de la opresión de la dominación. Y nosotros, aquí en Occidente, ya no podemos enterrar la cabeza en la arena. Ya no podemos definir la masacre llevada a cabo por los invasores rusos. Crisis de Ucrania. Cerrando ambos ojos para eliminar de sí mismo la imagen del horror de la guerra que no podemos soportar frente a las pruebas extremas del pueblo ucraniano. Cada uno de nosotros debe hacer una elección de campo moral, a favor o en contra de los principios de la humanidad”, manifestó Olena Ponomarev.

Desde el CNR de Florencia, la voz de una investigadora de tecnologías ópticas aplicadas al patrimonio cultural habló sobre el momento difícil que vive Ucrania.

«Soy becaria de investigación postdoctoral y me ocupo de las ciencias aplicadas al patrimonio cultural. Siendo ciudadano ucraniano, puedo estar aquí en Florencia porque hasta ahora ha habido movilidad internacional, intercambio académico y en este momento histórico tan difícil para todos nosotros. Me temo que los niños más pequeños ya no tendrán las oportunidades que tuve yo. He tenido experiencias laborales en Italia, Grecia, Portugal, incluso con compañeros en Rusia y nuestra colaboración siempre se ha basado en un lenguaje que es el de la investigación científica y la participación. Este lenguaje no tiene nada que ver con el de la guerra. Este lenguaje es un instrumento de paz”, comentó Antonina Chapman.

Incluso a los investigadores rusos que trabajan en el CNR les hubiera gustado contarnos mucho hoy, pero las voces que se oponen a la guerra en Rusia están prohibidas. Temen represalias contra ellos mismos y sus familias.

Por: RAI.