Un equipo internacional de científicos ha confirmado la existencia de aguas subterráneas en la Antártida, algo que se sospechaba pero que, hasta ahora, no se había podido comprobar, según el estudio publicado por la revista Science.
La investigación proporciona información sobre los sedimentos bajo el hielo antártico, una parte inaccesible que no se ha explorado y que ayudará a los científicos a entender mejor cómo funciona el continente helado, y cómo cambia en respuesta al clima.
«Las corrientes de hielo son importantes porque canalizan alrededor del 90% del hielo de la Antártida desde el interior hacia los márgenes», explicó la autora principal del estudio, Chloe Gustafson, de la Universidad de California en San Diego.
Y las aguas subterráneas que hay bajo estas corrientes de hielo «pueden afectar a su flujo y, por tanto, influir en el transporte del hielo fuera del continente antártico», matizó la investigadora.
La ayuda de un escáner de ondas electromagnéticas
Los investigadores lograron su hallazgo gracias a un método geofísico electromagnético (EM) que utiliza las variaciones de los campos eléctricos y magnéticos de la tierra para medir la resistividad del suelo (algo así como escanear al suelo para ver cómo se comporta al paso de las ondas).
Se trata de la primera vez en que se ha usado este método para buscar aguas subterráneas bajo una corriente de hielo glacial: «Hemos obtenido imágenes desde el lecho de hielo hasta unos cinco kilómetros e incluso a mayor profundidad», explicó Kerry Key, coautor del estudio.
Tras el éxito de esta técnica demostrado en la investigación, Gustafson cree que es hora de que «la gente empiece a considerar el electromagnetismo como parte del conjunto de herramientas geofísicas estándar de la Antártida».
Un lago con una profundidad de «casi dos Empire State»
En una segunda parte de la investigación, un análisis geográfico demostró que una gruesa capa de sedimentos se extiende por debajo de la base del hielo desde medio kilómetro hasta casi dos kilómetros, antes de llegar al lecho rocoso.
Asimismo, los autores confirmaron que los sedimentos están cargados de agua líquida hasta el fondo, y según sus cálculos, si se extrajera toda, formaría un lago de entre 220 y 820 metros de profundidad.
Si se usa como referencia el Empire State Building, con 420 metros de alto, «en el extremo menos profundo, el agua llegaría a la mitad del edificio, y en el extremo más profundo, equivaldría a casi dos Empire State, uno sobre el otro, lo cual es significativo porque los lagos subglaciales de esta zona tienen entre dos y 15 metros de profundidad», destacó Gustafson.
El equipo solo tomó imágenes de una corriente de hielo, pero «probablemente haya agua subterránea debajo de más corrientes de hielo antártico», señalaron.
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