Acceder a atención médica en Venezuela es cada vez más difícil

Venezuela.

Casos como el de Juan Villamizar, paciente renal, se repiten una y otra vez en busca de un espacio para realizarse regularmente una diálisis para seguir con vida. Hipertenso y diabético, una subida de tensión lo mandó a la emergencia de un hospital en el que pasó más de 20 días internado.

Los médicos informaron que sus riñones funcionan al 10 por ciento; una vez dado de alta, comenzó el calvario de la familia por continuar el tratamiento. Luego de semanas y después de tocar puertas en decenas de hospitales, su hijo consiguió el cupo en el Centro de Diálisis Hugo Chávez en Caracas.

El sistema de atención de enfermos renales se desplomó desde 2015, según un informe de la Coalición de organizadores por el Derecho a la Salud y la Vida: Codevida.

Unos 15 mil venezolanos fueron atendidos en 2016 bajo el programa de diálisis del seguro social. Hoy no llega a 6 mil pacientes y según Codevida, muchas de esas personas han muerto sin que existan cifras oficiales. Una sesión de diálisis cuesta en torno a mil dólares, así que un centro privado es imposible para las familias en Venezuela, donde 3 de cada 4 personas viven en pobreza extrema.

El gobierno atribuye la crisis a sanciones internacionales que buscaron sin éxito la caída del presidente Nicolás Maduro. La semana pasada se anunció la inauguración de una unidad de diálisis y un centro de trasplante, otros servicios fueron reabiertos tras años sin operativos.

Según Codevida, el colapso ocurrió antes de las sanciones. Los pacientes denuncian las malas condiciones de los servicios: sin elevadores, espacios accesibles e incluso sin agua corriente en las instalaciones de salud; síntoma de la crisis crónica de los servicios públicos de este país. Se suma la falta de personal, pues muchos enfermeros y médicos especialistas, emigraron huyendo de pobres salarios. Pese a ello, las familias no desisten y luchan por mantener viva la esperanza y a sus pacientes.